"El hiyab oculta problemas sociales y no solo el cuerpo femenino"

En la década de 1990, en Irán, el uso del velo se convirtió en el instrumento de las principales fuerzas políticas del país —reformadores y conservadores— para mejorar la seguridad pública. Sin embargo, las expectativas no se cumplieron.

Mientras el pañuelo islámico se volvía cada vez más largo y oscuro, el número de delitos sexuales ha crecido en el país en los últimos años.

Actualmente, en la capital y en otras ciudades iraníes, la mayoría de las mujeres llevan puestos dos tipos de hiyab: el chador —izquierda—, que cubre todo el cuerpo salvo el rostro, y el velo colorido —derecha—, que cubre únicamente la cabeza. La primera opción es más conservadora; la segunda, más moderna, es muy popular entre las jóvenes.

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Pese la existencia de normas muy estrictas para el control del hiyab, la generación más joven de mujeres iraníes no siente una mayor seguridad. Parisa, una enfermera de 29 años, residente en la capital iraní, contó a Sputnik sus impresiones respecto al uso obligatorio del pañuelo en su país.

"Es difícil para mí decir si las mujeres iraníes necesitan usar el hiyab o no. Por un lado, soy de una familia religiosa y el respeto a las normas islámicas es obligatorio en mi casa. Pero, pensando más ampliamente (…), me siento incómoda por tener que usar el velo", aclaró la joven.

"El hiyab solo cubre los problemas de nuestra sociedad. La cuestión de vestirlo o no vestirlo no es un problema tan grande como la violencia, el desempleo, la pobreza", afirmó la muchacha.

Sin embargo, es cada vez más común el uso de prendas occidentales bajo el chador, lo que puede despertar el interés de la policía moral del país y conllevar una multa.

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Además, la iraní considera que llevar o no el pañuelo es un "problema personal de cada mujer" y no un asunto social o un tema de interés gubernamental.

Parisa comentó que la prenda no le da sensación de mayor seguridad al salir por las calles de Teherán. "Actualmente, no importa lo que una vista, no es posible sentirse cien por cien segura", subrayó.

La mujer habló también de la estricta policía moral que vigila las normas islámicas de comportamiento en el país. "Estoy totalmente en contra de este tipo de control sobre nuestras vidas", añadió.

Pese a que vestir el chador no evita completamente una posible inspección por parte de la policía moral, el velo colorido atrae mucho más la atención de los oficiales de la ley.

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Un hiyab podría ser un símbolo de valores familiares en el país, en vez de "una forma de castigo", cree la joven. Su uso podría ser útil, pero, por el momento, es como "un capote rojo para los toros", es decir, como un instrumento de control, lamentó.