Según explicó el diario brasileño Folha de Sao Paulo, el empresario, que en estos momentos negocia un acuerdo de colaboración con la Justicia para reducir su condena de 16 años de prisión por corrupción, dio una versión muy diferente sobre la relación de OAS con Lula.
La reforma del apartamento de Guarujá costó un millón de reales pero el por entonces presidente de la República no se interesó por él, lo que respalda la versión de Lula, mientras que la reforma de la finca en Atibaia fue solicitada en 2010 por el presidente del Instituto Lula, Paulo Okamotto.
De esta manera, la hipotética vinculación del expresidente con la constructora OAS, una de las que componían el cártel en Petrobras, que fue defendida durante meses por la prensa del país y el juez federal Sérgio Moro, responsable de la Lava Jato, se desmorona por instantes.
Las posibilidades de que el empresario Léo Pinheiro acabe pactando con los fiscales de la Operación Lava Jato es mínima si se piensa que su versión no consigue incriminar al expresidente Lula y que su interés se centra ahora plenamente en negociar con la constructora Odebrecht, la cual está considerada la clave de la corrupción en Petrobras.
