Washington puso en marcha el jueves el primer escudo antimisiles en Europa del Este en la base militar rumana de Deveselu, a unos 600 kilómetros de la península rusa de Crimea.
Además este viernes da comienzo a la construcción de otra estructura similar en Polonia, a unos 180 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado, en la costa del mar Báltico.
"El paso lógico de Rusia debería ser el desarrollo de sus fuerzas nucleares para romper el escudo antimisiles de EEUU", dijo Ígor Korótchenko, miembro del Consejo público del Ministerio de Defensa ruso y editor de la revista Defensa Nacional.
"Los elementos del escudo en Rumania y Polonia son las primeras piedras del sistema global de defensa antimisil de EEUU y posteriormente aparecerán instalaciones similares en los países que limitan con Rusia", advirtió Korotchenko.
En el futuro, auguró el experto, el Gobierno estadounidense emplazará componentes de su escudo en el mar Báltico, el mar Negro y en la zona ártica.
También creará un segmento aéreo con láseres potentes que ya ha ensayado el Pentágono.
EEUU, alertó, comenzará a emplazar elementos de su escudo en el espacio dentro de unos 25 años.
Korótchenko sostiene que una de las contramedidas de Moscú debe ser la reorientación de sus bombarderos Tu-22M3 para destruir con prioridad los elementos de la defensa antimisil norteamericana en los países de Europa, entre ellos España, Rumania y otros.
En esta misma línea se ha pronunciado el presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos, Konstantín Sivkov.
"La respuesta de Rusia tiene que ser asimétrica como el desarrollo de armas que garanticen la destrucción de EEUU", dijo Sivkov.
El experto planteó la producción de "armas geofísicas capaces de provocar la erupción del volcán de Yellowstone o devastadores tsunamis" en el litoral estadounidense.
Otro asunto importante, señaló, es el desarrollo de misiles con un alcance de hasta 40.000 kilómetros, lo que permitiría alcanzar el territorio norteamericano desde cualquier punto.
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"Precisamente este tipo de misiles que se creaban a finales de los años 60, obligaron en ese entonces a EEUU a renunciar a sus planes del escudo y sentarse a dialogar (…) Es que los estadounidenses solo entienden el lenguaje de la fuerza", remarcó Sivkov.