Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, EEUU tenía una economía muy fuerte. El volumen de las economías de la Alemania nazi y del Japón imperialista en conjunto representaban solo la mitad de la producción económica estadounidense.
El éxito militar del país estaba relacionado con su éxito económico. Los soldados americanos tenían a su disposición fábricas nacionales que podían producir tanques, aviones y barcos a una velocidad mucho mayor de la que el enemigo podía destruirlos.
Actualmente, la mayoría de estas fábricas estratégicas fueron cerradas y la producción militar se lleva a cabo en ciudades como Chengdu, Chongqing y Shenzhen. Este giro de los acontecimientos ha creado un enorme problema estratégico para Washington. En el caso de acciones militares a gran escala, Estados Unidos ya no tendrá ventajas en la fabricación del material bélico.
"De hecho, mientras que en China 60 grandes astilleros están trabajando horas extras para producir más submarinos y piezas para los grupos de ataque de portaviones, muchos de sus homólogos estadounidenses están cubiertos por el polvo o han sido clausurados completamente", afirmó el experto.
LEA TAMBIÉN: F-35, mínima eficacia al máximo precio
Si los economistas y los expertos en seguridad nacional norteamericanos no se dedican en conjunto a la restauración del complejo militar del país, en las posibles guerras del futuro, las fuerzas armadas de EEUU no podrán resistir al enemigo, concluyó el experto.