Desde la llegada del presidente Xi Jinping al poder, en 2012, el Gobierno lanzó una campaña masiva contra la corrupción. El mandatario ha declarado que es necesario luchar contra las “moscas” — los funcionarios corruptos de esferas medias e inferiores— y contra los tigres —funcionarios corruptos de altos cargos en el partido—.
Según el Gobierno chino, los objetivos de la campaña son la erradicación de la corrupción entre los funcionarios gubernamentales y el aumento del prestigio del Partido Comunista entre la población. Actualmente, decenas de funcionarios públicos de alto rango se encuentran bajo investigación en China.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional informó recientemente sobre un gran aumento en el número de condenados a la pena de muerte en el mundo. El primer lugar lo tiene China, luego Irán y Pakistán.