RÍO DE JANEIRO (Sputnik)- Durante la cena en la residencia oficial de la presidenta, los líderes del Partido de los Trabajadores (PT) ultimarán la respuesta a seguir ante los continuos ataques de la prensa de Brasil y las más que interesadas filtraciones sobre las supuestas declaraciones de los delatores de la Operación Lava Jato ante la Justicia Federal.
En opinión de ambos líderes, el mandato de conducción coercitiva contra Lula expedido el pasado viernes por el juez Sergio Moro, instructor de la Lava Jato en la Justicia Federal de Curitiba, sería parte de una estrategia de presión de un magistrado que parece alineado los sectores de la oposición, como el Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB).
El propio Lula quien declaró haberse “sentido prisionero” durante la acción de la Policía Federal exigió este martes en el juzgado nº 13 de Curitiba, donde se tramitan las investigaciones de la Lava Jato, la entrega de los certificados de todos los procesos abiertos en los que aparezca su nombre en base a su derecho a la “amplia defensa”.
Cabe recordar que, según el Ministerio Público Federal (MPF), su empresa LILS Conferencias y el Instituto Lula, fundación que gestiona sus apariciones públicas, recibieron entre 20,7 y 35 millones de reales (entre 5,5 y 9,4 millones de dólares) por las empresas que formaron la red corrupta que operaba en la semiestatal Petrobras.
Por otro lado, el expresidente ejercerá de padrino político de Rousseff a la que aconsejará de cara a la puesta en marcha de la moción de censura o “impeachment” después de que el Tribunal Supremo Federal (TSF) estableciese el pasado lunes un acuerdo por el que se definió el rito definitivo que deberá seguir el proceso en la Cámara de los Diputados y el Senado.
Precisamente, el juez del TSF, Luis Roberto Barroso, confirmó en la noche de este martes que el próximo día de 16 de marzo será evaluado el recurso por el presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, contra el rito de impeachment ya que “el país tiene prisa” en acabar con la parálisis política a la que está sujeta el gobierno de la presidente Rousseff por causa del “impeachment”.
“No es una cuestión del gobierno o la oposición. Es que el país tiene prisa. Es necesario tener las reglas claras”, explicó Barroso en referencia al recurso presentado Cunha, quien sería el primer interesado en retrasar al máximo la cuestión y de mantener el rito de impeachment anterior ya que le garantizaba un gran margen de maniobra a la hora de establecer las pautas a seguir.
