El hombre de 26 años de edad, que después del incidente que se produjo en 1997 vivió en el hospital durante cerca de tres años, sostiene el bate entre el cuello y el hombro, usando sus pies para ajustar la fuerza y el ángulo de impacto. “El críquet es mi pasión. Al principio fue muy duro. Hace unos años, yo apenas podía alimentarme por mí mismo”, declaró el atleta.
La familia de Lone vendió todos sus bienes para pagar las cuentas del tratamiento y de su recuperación. El joven espera ganar dinero en el deporte para ayudar a su familia y sueña con jugar en el equipo nacional.