Desde que empezó la última ola de violencia en Palestina e Israel han muerto al menos 147 palestinos —más de la mitad en ataques o supuestos ataques- y en protestas que han acabado en choques con las fuerzas israelíes.
En los ataques han perdido la vida 22 israelíes y tres personas de otras nacionalidades, al menos una de ellas por disparos de un guardia de seguridad.
El Ejército israelí demolió la casa de la familia de Muhanad Halabi, en el pueblo de Surda, en Cisjordania. Halabi apuñaló el 3 de octubre a tres personas en la Ciudad Vieja de Jerusalén y mató a dos de ellas, dos hombres de 41 y 21 años.
Las demoliciones de las casas de los palestinos autores o presuntos autores de ataques son una de las principales medidas de castigo que aplica el Gobierno israelí.