La nueva medida supone un endurecimiento de la legislación sobre los drones, ya que ni tan solo el permiso de las Fuerzas Aéreas de Brasil (FAB) permitirá su uso en las aglomeraciones de personas, algo que sí permitía la normativa ICA 100-40 anunciada el pasado mes de diciembre por el Departamento de Control del Espacio Aéreo de Brasil (DECEA).
Cabe recordar que la ICA 100-40 estableció que la práctica totalidad de los vuelos de estos artefactos quedarán sujetos al criterio de la DECEA, con la única excepción de aquellos que se realicen en el interior de edificios, iglesias, estadios y gimnasios siempre que estos no superen la altura máxima de las estructuras (un máximo de 30 metros) siendo la responsabilidad del propietario del dron.
Así mismo, la normativa revisada mantiene el término inglés Remotely Piloted Aircraft Systems (RPAS) como sustituto del empleado hasta el momento de Vehículo Aéreo No Tripulado (VANT) y la división de los aparatos en tres categorías diferenciadas con reglas específicas de altura de vuelo, distancia a los aeródromos y velocidad máxima: hasta 2 kilogramos, entre 2 y 25 kilos y más de 25 kilos.
La amenaza de que los drones sean utilizados en actos de terrorismo durante los Juegos Olímpicos de Río 2016, ha sido sugerida tanto por la FAB como por los sectores de inteligencia de Brasil y muy especialmente la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) cuyo director, Wilson Trezza, no descartó la aparición de "lobos solitarios", o terroristas espontáneos, que actúan sin un vínculo evidente con otras organizaciones y que podrían servirse de esta novedosa y accesible tecnología.
