El 68 por ciento de los encuestados apoyó la decisión de las autoridades rusas, aprobada tras el derribo del Su-24 ruso, que prohíbe contratar a los ciudadanos de Turquía, mientras que el 17 por ciento se opone a esta medida y el 11 por ciento se mostró indiferente.
El 27 por ciento de los participantes del sondeo explicó su respuesta por el efecto positivo que la medida tendrá, en su opinión, sobre el mercado laboral ruso, y el 15 por ciento insistió que es un castigo para Turquía por el avión derribado.
El 24 por ciento de los rusos declaró que simpatiza con los turcos, el 38 por ciento confesó que les provocan antipatía y otro 38 por ciento no logró dar una respuesta definitiva.
Las relaciones entre Rusia y Turquía se deterioraron después de que un caza turco derribara el 24 de noviembre en territorio sirio un bombardero ruso que retornaba a su base tras bombardear objetivos terroristas.
El ataque se saldó con la muerte de uno de los dos pilotos; otro militar ruso murió durante la operación de rescate.
Moscú respondió con una serie de restricciones económicas a Ankara, que rehusó presentar disculpas oficiales por el derribo del avión ruso.