En concreto, el dólar alcanzaba una cotización de 4,0389 reales en torno a las 13:30h, horario de Brasilia, lo que representó un aumento del 2,334 por ciento respecto al precio alcanzado el pasado viernes, un verdadero hundimiento del real brasileño que acumuló en la semana pasada diversas bajadas debido a los rumores sobre la salida del por entonces ministro de Finanzas, Joaquim Levy.
Por su parte, la Bolsa de Sao Paulo, que había iniciado la jornada en números positivos, comenzó a caer un 0,68 por ciento tras las declaraciones de Barbosa en la que reiteró que el objetivo de superávit fiscal para 2016 se mantendrá en el 0,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en lugar del 0,7 por ciento defendido hasta el último momento por el anterior ministro y que acabó motivando su destitución.
"El objetivo de superávit primario debe ser del nivel necesario para estabilizar la deuda pública, pero también resulta necesario tiempo para alcanzar ese nivel y eso incluye cambios en los gastos obligatorios del Gobierno", señaló este lunes Barbosa quien dejó entrever en sus declaraciones que impulsará la vuelta de la Contribución Provisional para los Movimientos Financieros (CMPF) con el objetivo de conseguir mayor liquidez.
Tras su videoconferencia con inversores extranjeros, organizada por la empresa de servicios financieros norteamericana JP Morgan, Barbosa insistió en que la primera necesidad de su mandato será la de "contener la creciente inflación", que este lunes fue situada por el Banco Central en el 10,7 por ciento, a través de "la construcción de medidas que permitan mejorar los gastos sin tener un impacto en la inflación".
Por último, el nuevo ministro lanzó un guiño a los sectores más a la izquierda del Partido de los Trabajadores (PT) al exigir al Congreso Nacional el mayor de los apoyos para sacar adelante los presupuestos definitivos para 2016 y prometió "revisar las políticas y problemas fiscales de Brasil" dejando claro que "la línea maestra será mantener los programas sociales y revisar las condiciones para hacerlos compatibles con la nueva situación fiscal del país", una postura diametralmente opuesta a la de Levy.