Catedrática rusa: los rusos siguen siendo rusos también cuando hablan inglés

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La catedrática de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú, Zoya Próshina, sostiene que los alumnos rusos del inglés no deberían dejarse arrastrar por la cultura británica o estadounidense.

En el Congreso Internacional "Las comunicaciones en la sociedad multicultural" celebrado en la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares MIFI, Moscú, la catedrática de la Universidad e invitada especial del evento, Lomonósov de Moscú, respondió a las preguntas de la corresponsal de RIA Novosti, Yulia Ósipova.

En el congreso "Las comunicaciones en la sociedad multicultural", que se celebró en la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares MIFI, usted habló de la legitimidad de la variante rusa de la lengua inglesa. ¿Qué variante es esta?

Ahora mucho de los rusos que estudian el inglés afirman hablar la variante británica o estadounidense del inglés. Pero estas variantes reflejan la identidad lingüística y cultural de los británicos y los estadounidenses, no de los rusos. Es natural que intentemos hablar lo más parecido posible a cómo lo hacen los nativos. Pero las diferencias persisten: hablando en inglés nos diferenciamos por el acento, por la selección de las palabras y, lo más importante, por la mentalidad. Nuestra mentalidad se ve reflejada en la sintaxis. Leemos libros diferentes, hablamos de nuestra cultura como nos parece adecuado, no como nos lo dicten los británicos o los estadounidenses. Por lo tanto, como la existencia de las variantes del idioma inglés viene determinada por la identidad lingüística y cultural de los hablantes, la variante rusa del inglés tiene pleno derecho a existir.

Sí, ¿pero no contamos con la norma lingüística de esta variante?

El lingüista estadounidense de origen hindú, Braj Kachru, elaboró la teoría de los tres círculos concéntricos de la lengua. El círculo interno representa las naciones de base inglesa tradicional, se usa como primera lengua en los respectivos países y posee sus propias variantes. Después está el círculo externo, que incluye las antiguas colonias donde el inglés no es la lengua nativa, pero se usa como lengua oficial o no oficial. Dentro de este círculo se están elaborando las nuevas normas. Nosotros, en cambio, nos encontramos en el tercero y el mayor círculo en expansión, que engloba a los países donde el inglés no juega un papel histórico ni gubernamental, pero está muy extendido como lengua extranjera o lengua franca y su aprendizaje se basa en las normas del primer círculo.

De ahí que se supone que debemos apoyarnos en la cultura de Gran Bretaña o de Estados Unidos, acercarnos al máximo al primer círculo. Muchas veces esto conduce a situaciones paradójicas: los alumnos rusos empiezan a despreciar otras variantes del inglés como, por ejemplo, el hindú.

Actualmente en todo el mundo el concepto del inglés como lengua extranjera se está reemplazando por el de la lengua internacional, lo cual significa la igualdad de todas las variantes y la capacidad de hablar de la propia cultura en la variante propia del inglés.

La variante rusa del inglés se basa en la cultura rusa. Usamos el inglés como una herramienta, como un medio secundario de la autoexpresión cultural, pero conservamos nuestra identidad. Si continuamos desarrollando esta línea, nos comprenderán mejor los que quieren conocernos y nosotros conoceremos más cosas sobre el mundo.

¿Cómo influye la lengua materna en el inglés que estudiamos?

Por ejemplo, el ruso tiene el orden de palabras libre, y hablando inglés muchos rusos colocan el complemento al principio, lo cual es atípico para el inglés (El verano, lo pasé en el pueblo. — The summer I spent in the village.) Por otra parte, como esta incorrección es típica para muchos rusos cultos hablando en inglés, se convierte en una característica lingüística de la variante rusa de la lengua inglesa.

El ruso, además, influye en el inglés internacional a nivel léxico proporcionando nuevos términos que designan los fenómenos rusos ('perestroika', 'glasnost', 'sputnik' y otras palabras fueron incluidas en todos los diccionarios de la lengua inglesa, inclusive el de Oxford).

¿Podría la globalización lingüística relacionada con el inglés tener consecuencias negativas?

Estuve trabajando muchos años en la Universidad del Lejano Oriente, en el departamento del inglés como lengua extranjera de la Facultad de los Estudios Orientales. En vez de enseñar a los orientalistas hablar en inglés sobre Japón o China, se les obligaba a aprender el sistema estatal o judicial de Gran Bretaña. ¿Para qué?

Las consecuencias negativas se dan cuando nos dejamos arrastrar por la identidad cultural que está detrás de la lengua inglesa, cuando nos intentamos poner el vestido ajeno.

¿Cómo llevar esta idea a los centros rusos de educación?

Creo que el proceso ya está en marcha. El Ministerio ruso de Educación y Ciencia, a diferencia de los organismos competentes de otros países, siempre ha exigido que se incorpore el componente nacional en el proceso de enseñanza de la lengua extranjera.

Al principio este requisito se implantó de forma muy exagerada. Hace poco he leído un artículo de Ronald Sussex, quien había analizado los manuales soviéticos del inglés de los años 1940. La enseñanza del inglés se realizaba en aquel entonces desde una perspectiva claramente ideológica. Se leían textos sobre la lucha entre los líderes comunistas y el aparentemente inofensivo tema del tiempo cobraba otro significado: "en Londres llueve, está nublado y hace viento, en Moscú hace sol y está despejado".

Hoy en día, por supuesto, no hay ni puede haber una interpretación tan simplificada, en blanco y negro. Casi todos los manuales se crean por grupos internacionales de autores, con la participación obligatorios de los profesores rusos. De ahí que se incluyen en los materiales didácticos los temas culturales de Rusia, sus lugares de interés, sus célebres figuras históricas. Los escolares rusos ya son capaces de hablar en inglés sobre estos temas.

Al mismo tiempo, hay que estar atento para no concentrarnos sólo en los aspectos culturales de Gran Bretaña, EEUU y Rusia. Hoy hace falta hablar en inglés de todo el mundo — de China, Europa, África, hace falta enseñar una visión internacionalista del mundo.

¿Deben los profesores de la lengua extranjera adaptar el proceso de enseñanza al contexto político del momento?

Todo depende del nivel de los alumnos. No creo que haga falta hacerlo en la escuela primaria o secundaria, pero en los centros de los estudios superiores los propios estudiantes piden que en las clases se discutan temas de actualidad. Entonces, habrá que hablar con ellos sobre el islam, sobre la amistad ruso-china, sobre los inmigrantes ilegales en Europa, no puede ser de otra forma.

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