El programa Nunn-Lugar fue ideado en 1991 para colaborar con las antiguas repúblicas soviéticas en la destrucción de armas nucleares y químicas y sus medios portadores, y contó con un presupuesto total de 8.790 millones de dólares.
Klotz calificó este programa de "uno de los logros más importantes de la política exterior de EEUU".
"En las condiciones políticas actuales ha sido muy difícil interesar a los rusos para seguir adelante con él, pero continuaremos buscando las posibilidades para hacerlo", dijo Klotz.
En 2012 Moscú anunció que no renovaría el correspondiente acuerdo, porque no se ajustaba ya a la idea de cómo, según Rusia, debía ser la cooperación bilateral en esta materia.
Como resultado, el programa fue revisado y en junio de 2013 se firmó un documento provisional que disminuyó el número de proyectos bilaterales y restringió el acceso de los inspectores estadounidenses a las instalaciones nucleares rusas.
Sin embargo, los dos países continuaron cooperando en varios ámbitos de seguridad nuclear, como la protección y la inutilización de materiales, el empobrecimiento de uranio o el mantenimiento seguro de submarinos nucleares.