Los equipos se emparejarán en el torneo, mientras que varios partidos internacionales entre ambos países se cancelaron a causa de las tensiones tras el derribo del avión ruso por Turquía.
Según él, "todas las medidas de seguridad necesarias" se tomarán durante los partidos.
El ministro de Deporte ruso y presidente de la Federación nacional de Fútbol, Vitali Mutkó, subrayó que “si el organizador da las garantías de la seguridad, hay que ir” allí y jugar.
Por su parte, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, opinó que “los deportistas no son parte del problema que existe ahora; ni deportistas, ni espectadores que asistirán al encuentro en Moscú o Estambul son enemigos”.
“Confío en que sea un partido tranquilo, que se jugará caballerosamente y bajará la tensión en nuestras relaciones”, declaró en una entrevista a la televisión A Haber.
El ataque se saldó con la muerte de uno de los dos pilotos.
Moscú respondió con una serie de restricciones económicas a Ankara, que rehusó presentar disculpas oficiales por el derribo y sigue insistiendo que el bombardero ruso incursionó en el espacio aéreo turco.