México debe producir 35% de su energía con fuentes renovables, dice Greenpeace

© AP Photo / Elizabeth DalzielPlanta de la energía eólica
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México debe aprobar una ley que lo compromete a producir un 35 por ciento de su energía con fuentes renovables, dijo este miércoles a Sputnik Nóvosti un responsable de Greenpeace México.

El Congreso bicameral de México ha "descongelado" una ley que el martes logró media sanción en el Senado, reactivada en el marco de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático en París, dijo el responsable del organismo ecologista internacional, Gustavo Ampugnani.

Pero la discusión se ha tornado amarga por la campaña de líderes industriales que buscan impedir que la ley sea finalmente aprobada por la Cámara de Diputados, dijo el líder del Proyecto de Megaciudades de Greenpeace en el país latinoamericano.

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El proyecto de la nueva ley de transición en la generación de energía —apoyada por la sociedad civil, los ambientalistas y las empresas que generan energías del viento y el sol-, establece que en el año 2024 el 35 por ciento de la energía sean fuentes limpias renovables.

"El debate esta candente porque el sector industrial privado y las cámaras industriales del acero están boicoteando la aprobación final de ley en el Congreso", dijo el dirigente ecologista.

Esos líderes industriales "quieren asustar al Gobierno y a los legisladores aduciendo que esas metas de energía renovable harán que México pierda competitividad, y ese argumento es falso", dijo vía telefónica el responsable de Greenpeace.

Esa meta es la prioridad para Mexico en materia de cambio climático, aunque sería deseable tener un precio del carbono como el presidente Enrique Peña ha propuesto en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP21), que se celebra eta semana en París.

Los países de la COP21 tienen la responsabilidad de "sentenciar el fin de la era de los combustibles fósiles y comprometerse con las fuerzas renovables de energía y que para 2050 el 100 por ciento de la energía del mundo sea renovable, como la energía solar, es técnicamente posible y ambientalmente necesario", afirma Ampugnani.

Greenpeace tiene reservas sobre la inclusión en ese porcentaje de un 13 por ciento de energía hidráulica, "que es verde pero con costos ambientales muy altos, nos gustaría que todo el 35 por ciento se cubriera con energía solar y eólica".

La transición energética a fuentes limpias no se realizará de un día para otro y los negociadores del acuerdo global contra el cambio climático dispusieron en 2011 que el acuerdo definitivo debía adoptarse antes del fin de 2015.

El precio del carbono

El establecimiento de un precio del carbono, que ha sido apoyado por México en la actual conferencia global de París, no es la discusión central, pero es importante porque incentivaría un cambio en la economía mundial, dice el ambientalista.

El precio del carbono "es una discusión que apenas comienza en este país, pero el tema crucial ahora es si Mexico aprueba una ley con una meta concreta de generación de energías renovables o verdes", enfatiza.

La decisión responsable del COP21 debe ser "impedir que el incremento de la temperatura promedio del planeta supere los 2 grados hacia el fin de este siglo, de lo contrario el futuro sería catastrófico".

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Fijar un precio a los emisores de carbono "ayudaría a desacoplar a nuestras sociedades de la adicción de los combustibles fósiles", según el líder de Greenpeace.

La postura del Gobierno de Peña a favor de un precio del carbono es paradójica, porque “aún no existe un mercado de carbono nacional en México, como sí existe ya en California y otras ciudades de EEUU", por ejemplo, compara Ampugnani.

El punto crucial en París es esclarecer qué tipo de acuerdo global van a aceptar los países más contaminantes para reducir los gases que causan el efecto invernadero a partir del 2020.

El Protocolo de Kyoto, cuya segunda extensión expira en cinco años más, obligaba a los países firmantes "con metas muy moderadas y bajas, incluso con su cumplimiento total, dada la aceleración del cambio climático", advierte.

El tiempo se ha agotado, y el planeta no cuenta aún con reglas globales que obliguen a los países a tomar acciones, sobre todo a los países industrializados como China, EEUU y naciones de Europa, que son los principales emisores de gases contaminantes.

Esos países con grandes economías funcionan a base de combustibles fósiles, petróleo y carbón, y se resisten a aceptar compromisos internacionales.

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