"Caitlin fue increíble y me cuesta expresar todo lo que hizo por mí; yo gritaba de dolor pero ella mantuvo la calma todo el tiempo; no sé que hubiera hecho sin Caitlin a mi lado", declaró la encantada y orgullosa madre.
Caitlin Burke se puso manos a la obra cuando su madre rompió aguas a las 5 de la madrugada del pasado martes.
A sus 11 años y sin otro adulto en su casa de Birmingham, la niña inglesa dio todos los pasos necesarios hasta que nació su hermana, Elsa Monet, dos horas más tarde.
La pequeña había llamado a urgencias y siguió con plena confianza todos los consejos que recibió por teléfono.
Caitlin incluso tuvo que desenredar el cordón umbilical del cuerpecito de la recién nacida antes de entregársela a su madre, Tara Knigley.
Cumplida su extraordinaria función de comadrona, la niña se fue al colegio como si fuera cualquier otro día rutinario.
La mayor de cinco hermanos confesó al periódico local, el Birningham Mail, que "me asusté y temblé al principio porque nunca había visto algo así en mi vida".
"Cuando mi hermana nació, me alegré muchísimo. Es una monada y le quiero mucho", contó.
Knightley, según ella misma explicó al rotativo, comenzó a tener contracciones y su pareja se apresuró a llevar a los más pequeños a casa de un pariente, pero el bebé tenía prisas por nacer.
