"Mi primer torturador fue un chileno, después me torturó un argentino y yo los reconocí por sus acentos", dijo a Sputnik Nóvosti el paraguayo Martín Almada sobre la primera señal que tuvo del Plan Cóndor tras su detención, de 1974 a 1977.
"En la celda contigua está un argentino, Amílcar Santucho (hermano del líder de la guerrilla del ERP, Roberto Santucho) quien me cuenta que cayó junto con el chileno Jorge Fuentes Alarcón y que fueron sometidos a un tribunal militar, exactamente como yo", contó Almada.
Cuando fue puesto en libertad, "quería saber dos cosas: cómo murió mi esposa, porque me dijeron que se había suicidado, y por qué militares extranjeros me torturaban en mi país", añadió.
Infraestructura de la CIA
Se calcula que hubo unos 50.00 muertos, 30.000 desaparecidos y 400.000 presos en el marco del ese operativo militar, según cifras que no han podido ser corroboradas oficialmente.
El artífice del Plan Cóndor fue el coronel chileno Manuel Contreras, fundador de la policía secreta DINA, a las órdenes del dictador Augusto Pinochet.
Su oficialización en noviembre de 1975 "implicó un salto cualitativo, se vuelve sistemático y coordinado, con una base de datos común y el sistema de comunicación Condortel", describió a Sputnik Nóvosti la doctora en ciencia política por la Universidad de Oxford, Francesca Lessa.
"Fue totalmente inédito, aunque se venía poniendo en práctica desde unos años antes", añadió Lessa.
"Brasil, Ecuador y Perú se unieron más tarde como Cóndor seis, siete y ocho" respectivamente, describió el investigador John Dinges en su libro de 2004 "The Condor Years: How Pinochet and His Allies Brought Terrorism to Three Continents" (Los años del Cóndor: Cómo Pinochet y sus aliados llevaron el terrorismo a tres continentes).
La infraestructura fue suministrada por la agencia central de inteligencia CIA de EEUU, que también entrenó a la DINA en el uso de las computadoras, según la investigación de Dinges, basada en miles de documentos desclasificados.
El centro de información contaba con cuatro divisiones, un banco de datos, registros policiales, microfilms y computadores.
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Los mensajes se codificaban con un sistema muy básico que modificaba el orden de las letras en las palabras y más tarde "con un dispositivo de encriptado automático que fue instalado en cada terminal de télex del Condortel", dice Dinges.
Los servicios de inteligencia también empleaban una red de radio de alcance continental, cuyo transmisor central, suministrado por el ejército de EEUU, se encontraba en la zona del Canal de Panamá.
Cóndor al banquillo
En Buenos Aires, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Número 1 está en las etapas finales de un proceso que comenzó en 1999 con la denuncia de seis familiares de personas desaparecidas en Buenos Aires y Montevideo entre 1976 y 1978.
Para la politóloga Francesca Lessa "se trata del gran proceso al Cóndor", y no solo por la cantidad de documentos, recopilados y los más de 500 testigos que han desfilado por los estrados.
Tal como el Cóndor no registra casi antecedentes en la historia moderna, este juicio también es único, según Lessa, "porque abarca a víctimas de todas las nacionalidades, casos elegidos por ser representativos de cómo funcionaba la operación en la región".
Concluido el alegato del fiscal, las audiencias están en receso y para diciembre la defensa tomará la palabra. Lessa estima que habrá sentencia en marzo o abril del año próximo.