Pollard, nacido en Texas en 1954, salió hoy en libertad condicional de la prisión de Butner, en Carolina del Norte, porque según la legislación, su condena a cadena perpetua ya podía convertirse en libertad condicional.
Pollard fue arrestado en 1985 acusado de haber pasado información clasificada muy sensible a Israel, aliado de Washington.
Le atribuyeron la venta de documentos clasificados y fotos sobre programas de misiles de países en Oriente Medio, posiciones de barcos de guerra y diversas informaciones secretas cuando era analista de investigación de la Marina estadounidense.
Por estas acusaciones, Pollard fue sentenciado a cadena perpetua en 1987. El servicio de espionaje exterior israelí, el Mosad, reconoció en los años 90 que había sido uno de sus hombres y en 1995 obtuvo la nacionalidad israelí.
Aunque los gobiernos de Israel pidieron infructuosamente, durante años, a sus aliados estadounidenses que lo liberaran, no lo consiguieron.
En Israel se considera que ha sido duramente castigado, ya que ningún espía ha cumplido en EEUU una condena tan larga y menos por espiar para un aliado.
"Este caso es tan extraño e increíble, que dentro de un tiempo se harán un buen libro y una película. Todo lo sucedido es ridículo e injusto, no existe una explicación racional", afirmó a Sputnik Nóvosti el profesor Eytan Gilboa, director del Centro para la Comunicación Internacional e investigador del Centro Begin-Sadat (BESA) de Israel.
"Durante estos años, EEUU lo ha descrito como la persona que causó un mayor daño al espionaje y la seguridad de EEUU y que la información de la que tiene conocimiento aún puede causar daño. Pero es totalmente falso", aseguró Gilboa.
"El sistema legal de EEUU ha demostrado tener una posición muy dura contra Pollard que es injustificada. Lo han señalado profesores de derecho de todo el mundo. No le van a dar permiso para venir a Israel, aunque está dispuesto a renunciar a su nacionalidad americana y no volver nunca más a EEUU", apuntó el profesor.
"Unos pocos años tras su arresto aún había temor y sospechas sobre él, pero en los últimos 20 o 25 años, las agencias de espionaje de EEUU e Israel han trabajado de forma muy cercana y han cooperado, de manera que lo podrían haber liberado antes. Muchos de los argumentos que se han dado para mantenerlo en la cárcel son estúpidos y difíciles de creer", recalca Gilboa.
Este investigador del BESA criticó duramente las condiciones bajo las que Pollard ha podido salir de la cárcel. "Algunas de sus condiciones son ridículas: no puede hablar sobre su juicio, ni tener acceso a internet. Alguien en el sistema legal americano ha perdido la cabeza".
"Pero de hecho, estas condiciones son solo la continuidad del mal trato que le han dado estos años. Cuando sus padres murieron no le dejaron ir a los funerales y nunca le han dado ni un permiso corto para salir de la cárcel", subrayó Gilboa.