Según se informa, el lanzamiento tuvo lugar en la madrugada del 17 de noviembre contra objetivos ubicados en la ciudad siria de Raqqa, considerada como la capital del EI.
Por su parte, una fuente cercana al Ministerio de Defensa de Rusia relató al periódico RBC que los misiles de crucero fueron lanzados desde la parte oriental del Mediterráneo por el submarino diésel-eléctrico Rostov-na-Donu, que realizaba una travesía desde el mar del Norte a Novorossíisk.
En estos momentos, según la fuente, se lleva a cabo el análisis de los resultados del ataque, utilizando medios aéreos y satelitales.
Este ataque se llevó a cabo tras la orden del presidente ruso de intensificar los ataques contra los terroristas, debido a su vinculación con la caída del avión ruso A321 en Egipto, y tuvo como objetivo bases de entrenamiento, un estado mayor, almacenes de armas y municiones, puntos de ubicación de tropas.
Este lanzamiento submarino que es el primero de este tipo realizado contra un enemigo real en la historia de las Fuerzas Armadas de Rusia, no se efectuó mediante una trayectoria rasante, sino balística, a varios kilómetros de altura, debido a la intensa navegación en el Mediterráneo, señaló la fuente.
Sin embargo, el Estado General del Ejército ruso se negó a confirmar esta noticia.
"No confirmamos dicha información", afirmó una fuente militar entrevistada por el rotativo ruso Komsomolskaya Pravda.
El pasado 7 de octubre Rusia atacó con misiles de crucero objetivos del EI ubicados en Siria, al lanzar 26 misiles 3M14 Kalibr desde el Caspio.
Este martes, el presidente ruso, Vladímir Putin, informó que el siniestro del avión ruso en el Sinaí se debió a un ataque terrorista y llamó a intensificar la operación rusa en Siria contra el EI "de manera que los criminales sepan que el castigo es inevitable".
Asimismo, encargó a los militares presentar propuestas al respecto, aunque descartó nuevamente una operación terrestre.
El Airbus A321 de la compañía aérea Kogalymavia, que volaba de Sharm el Sheikh a San Petersburgo, se estrelló el 31 de octubre en la península egipcia del Sinaí.
Los 217 pasajeros y siete tripulantes que se encontraban a bordo murieron en el siniestro, el peor de la historia de la aviación rusa.
