En concreto, el organismo acusa a Volkswagen de haber instalado un software en los modelos de 2011 y 2012 de la popular camioneta "pick up" que habría permitido burlar los controles del IBAMA en cuanto a la emisión de gases, un fraude similar al reconocido por la marca alemana en 11 millones de vehículos con motores diesel el pasado 18 de septiembre.
Sin embargo, el mismo especificó que "los vehículos similares en la gama gasolina o alcohol no poseen este software ni existen indicios de emisión establecidos en la legislación ambiental brasileña" y aclaró que el "recall" del modelo, fabricado en Argentina, únicamente consistirá en la "corrección del dispositivo adulterado" sin afectar al rendimiento de los motores.
El pasado 22 de octubre, la filial de Volkswagen en Brasil reconoció en una carta enviada al IBAMA que parte de los lotes 2011 y 2012 de sus camionetas Amarok presentaban el mismo tipo de irregularidad denunciado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), un reconocimiento que no consiguió reducir la pena máxima aplicada en el país por este tipo de delitos.