La firma Talk Talk recibió además un correo electrónico demandando dinero por la información robada horas después de confirmase públicamente el crimen.
Dido Harding, consejera delegada de la operadora de telefonía móvil y banda ancha, declaró a la BBC que desconoce si el remitente del correo es un individuo aislado o un grupo de piratas informáticos.
De acuerdo con una emisora de radio del ente estatal, un grupo musulmán ruso ha reivindicado el ataque, que se produjo el pasado miércoles.
Un ex detective de Scotland Yard, Adrian Culley, declaró a la BBC que yihadistas de Rusia han subido a la web información que parece coincidir con los datos privados de los usuarios de Talk Talk.
La compañía se resiste a confirmar si todos sus archivos estaban encriptados y ha pedido a sus clientes que vigilen los movimientos de sus cuentas bancarias.
"Es el ataque cibernético más serio que conozco y es inaudito que Talk Talk no codifique los datos personales y bancarios de sus clientes", denunció a Sputnik Nóvosti Brian Petterson, ingeniero informático con sede en Londres.
Petterson denunció la "desidia" de la compañía que está obligada a proteger los datos privados de sus usuarios.
Talk Talk exige a sus clientes firmar contratos en los que han de indicar su identidad, domicilio, puesto de trabajo, correo electrónico y datos bancarios, incluidos el número de la cuenta corriente y de la tarjeta de crédito.
"Todos corren peligro de ser víctimas de fraudes de identidad y descubrir mañana o dentro de unos años que alguien ha solicitado un préstamo a su nombre o está gastando dinero con una tarjeta domiciliada en la dirección que anotó en su cuenta con Talk Talk", advirtió a esta agencia el ingeniero londinense.
"No basta con cambiar de palabra clara y lo frustrante es que nada puede hacer para protegerse contra un robo de estas características; esos ficheros debería ser accesibles, sino almacenados con códigos potentes", añadió Patterson.
Es el tercer ataque en doce meses que sufre Talk talk y de mayores consecuencias.
Las acciones de la compañía cayeron en picado en la bolsa de Londres, aunque se recuperaron paulatinamente hasta cerrar la jornada con un 2 por ciento de pérdidas.
El rival menor de los dos grandes grupos de telecomunicación, BT y BSkyB, se enfrenta ahora a una ardua campaña para restaurar la confianza de los usuarios en la protección de datos.
Scotland Yard investiga el caso, incluido el correo electrónico de los supuestos hackers.
