El acusado también había sido vicepresidente de la televisión pública y miembro de la Comisión de Asuntos Legales y Políticos del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh).
Li había sido despedido de su último cargo oficial en 2013 y expulsado del partido un año después.
Se trata del quinto oficial próximo a Zhou que pasa esta semana por los banquillos.
Zhou, el antiguo zar de seguridad, fue sentenciado este año a cadena perpetua por corrupción y abuso de poder.
El que fuera durante años el hombre más temido del Gobierno vio mientras era investigado cómo decenas de familiares, amigos, subordinados y empresarios afines eran juzgados.
Su condena no ha detenido la acción de la Justicia sobre su clan, que anidó en el sector nacional del petróleo y el Ministerio de Seguridad Pública, y que era visto como un rival por el presidente chino, Xi Jinping, según señalan numerosos analistas.
El lunes fue condenado a 16 años Jiang Jiemin, antiguo presidente de la principal petrolera china, mientras Li Chuncheng, un ex alto cargo de la provincia de Sichuan, recibía una sentencia de 12 años.
Ayer fueron condenados a 20 años tanto Wang Yongchun como Guo Yongxiang, también provenientes del sector petrolero y Sichuan.
Xi prometió tras subir al poder que su campaña contra la corrupción atacaría tanto a "moscas" como a "tigres", en referencia a altos y bajos cargos del partido.
La lucha contra la corrupción se ha acentuado respecto al pasado, pero observadores internacionales opinan que Pekín también la utiliza como arma política para desembarazarse de los críticos.