Hace poco cayeron dos temidos narcotraficantes, alias 'Pijarbey' y 'Megateo', pero sin lugar a dudas, el más famoso fue 'El patrón', Pablo Escobar Gaviria, que supo estructurar la mayor red de tráfico de cocaína en los años ochenta. Su rival, Gilberto Rodríguez Orejuela, el 'Ajedrecista', jefe del cartel de Cali, fue llamado así por su forma de poner en jaque a las autoridades.
'Mi Sangre', es un narcotraficante colombiano detenido en Argentina que espera extradición a Estados Unidos.
Otros alias hacen referencia a distintas características de los criminales: 'Jabón', Wïlber Alirio Varela, es llamado así porque su apellido coincide con una marca de jabón; 'Pinina', John Jairo Arias Tascón, tenía los ojos parecidos a los de la actriz argentina Andrea del Boca, en una famosa serie de televisión.
‘Angelito', Alfonso León Puerta Muñoz, era uno de los más despiadados sicarios del cartel de Medellín, y 'Baygón', Marco Tulio Moya, “siempre cumplía con matar”, como el insecticida.
El 'Iguano', Jorge Iván Laverde Zapata, fue un comandante paramilitar que confesó haber ordenado más de 4.000 asesinatos y uno de los ideólogos en la construcción de hornos al estilo nazi para desaparecer a sus víctimas.
Otros alias hacen referencia a las comidas típicas colombianas: 'Frijol', 'Sancocho', 'Pandebono', 'Tomate', 'Boliqueso', 'Cebollero', 'Fritanga'.
En algunas ocasiones, es la policía la que pone los nombres, como en el caso de 'los Sintéticos’, una banda dedicada a la comercialización de drogas sintéticas, o las 'Yayitas', una banda que robaba apartamentos, liderada por una atractiva mujer ('Yayita' era la novia de Condorito, una popular tira cómica).
La 'Quica’, Dandeny Muñoz Mosquera, del cartel de Medellín, que cumple diez cadenas perpetuas en Estados Unidos, recibió su alias por el popular personaje de la serie mexicana 'El Chavo del 8'.
Según la revista Semana, en 2006, investigadores de la Universidad Distrital publicaron el estudio 'Los alias, un lenguaje de la violencia en Colombia', en el cual concluyen que la relación entre los alias y la violencia tiene su origen en la llamada 'ley de venganza' o 'venganza de sangre'.
El profesor Jairo Libreros, de la Universidad Externado de Colombia, citado por el diario El Tiempo, dice que los delincuentes adoptan un alias con el fin de “reivindicar su nombre y tener así una ‘majestad’ mucho más fuerte. Buscan ser reivindicados con un alias que les permita mantener su doble personalidad. Es muy psicológico. Les gusta que les reivindiquen su vida oscura mediante el nombre que ellos mismos adoptan”.
