La menor murió cuatro días después de que los pediatras del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, donde permanecía ingresada, accediesen, como pedían sus progenitores, a retirarle la alimentación artificial y a comenzar su sedación.
La familia de la menor llevaba semanas pidiendo una "muerte digna" para Andrea sin agonía y sin dolor.
La menor sufría esta enfermedad degenerativa desde su nacimiento, aunque el pasado mes de junio se agravó hasta convertirse en una situación irreversible al sufrir una trombopenia que le provocaba el rechazo a la alimentación artificial y se enfrentaba a una desnutrición calórico-proteica.
"No queremos verla en la agonía, demacrada, con gran sufrimiento y que no llegue ni a reconocernos", afirmaron los padres.
El caso de Andrea y la lucha de sus padres ha abierto de nuevo el debate de la "muerte digna" en España e incluso muchos partidos políticos se han comprometido a llevarlo en su programa electoral para los comicios generales del 20 de diciembre.
