Teresa Romero fue la primera afectada, tras atender como auxiliar de enfermería a los misioneros españoles que se contagiaron en Sierra Leona y Liberia, y que fueron repatriados a España para recibir los cuidados médicos, aunque finalmente ambos fallecieron.
La auxiliar, de 45 años, se presentó como voluntaria para asistir al misionero Manuel García Viejo. El contagio se produjo previsiblemente durante los cuidados a este religioso, que falleció el 25 de septiembre, aunque todavía a día de hoy se sigue investigando la incógnita sobre cómo se produjo el contagio, que puso en cuestión la seguridad del protocolo establecido.
Un año después, los médicos que la atendieron siguen también sin saber el motivo exacto de su curación.
El equipo que atendía a Romero consiguió que la carga viral fuera descendiendo poco a poco tras ser tratada con un fármaco experimental, Favipiravir, acompañado con un suero hiperinmune de la misionera Parciencia Melgar, que también logró vencer al ébola.
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La paciente recibió el alta dos meses después, el 5 noviembre, y a día de hoy, todavía continúa de baja e intentando recuperar la normalidad.
Este caso, el primer contagio por ébola en territorio español, provocó una revisión de todos los protocolos de actuación ante esta enfermedad.
Entre los cambios se encuentra la reducción del umbral de fiebre a partir del cual un sospechoso de ébola debe ingresar en el hospital, o la forma de seguimiento de los técnicos sanitarios que tengan contacto con infectados.
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Este caso puso en cuarentena a 15 personas que habían estado en contacto con Romero, incluido su marido, y en vigilancia domiciliaria a otras 68 personas.