"Japón debe tomar una decisión sostenible a largo plazo, esa decisión abarca la disminución de la cantidad de agua que se contamina a diario, el aumento de las capacidades de purificación del agua, el análisis preciso del agua para determinar el momento y la cantidad de agua el regulador puede permitir que llegue al mar de manera segura", dijo Flory durante una rueda de prensa al margen de la conferencia general de el OIEA en Viena.
El funcionario destacó la importancia de que el Gobierno de Japón, la empresa Tepco y el regulador "informen sobre todo ese proceso", brindando de esa forma a la opinión pública nipona la oportunidad de comprender los criterios y cerciorarse de que el agua que se arroja al mar no lo contamina.
En la conferencia del OIEA se presentó un informe de la organización sobre las consecuencias de la catástrofe en Fukushima, reconocida como el peor siniestro en los últimos 25 años después de la catástrofe de Chernóbil.
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9,0 y el posterior tsunami azotaron la prefectura de Fukushima, en el noreste de Japón, provocando un desastre nuclear sin precedentes en la isla.
