El presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó con anterioridad un decreto sobre la destrucción obligatoria, a partir del 6 de agosto, de los alimentos sujetos a sanciones que entran en Rusia de contrabando, a través de terceros países o con papeles falsos.
La petición fue dirigida al presidente ruso, al primer ministro Dmitri Medvédev y a los líderes de los grupos parlamentarios.
A inicios de agosto el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, comunicó que el Kremlin tomaba nota de la petición pero insistió en que el objetivo fundamental de la medida era "cesar el contrabando y garantizar el cumplimiento de las restricciones que la Federación Rusa impuso en relación con varios países".
A la vez señaló que estaba por comprobar la veracidad del número de firmantes de la petición.