Temer, que pertenece al PMDB, era hasta ahora un factor clave en la estabilidad del Gobierno porque se encargaba de las negociaciones entre el Gobierno, del Partido de los Trabajadores (PT) y su base aliada, encabezada por el propio PMDB.
Sin embargo, las tensiones entre el PMDB y el PT –intensificadas tras la ruptura del presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunnha (PMDB) con el Gobierno—han dado lugar cada vez a más desavenencias, hasta el punto de que Temer clamó recientemente que "alguien" tenía que unir Brasil.
Aunque Rousseff no ha comentado su salida de la llamada "articulación política" el ministro de las Ciudades, Gilberto Kassab, ha hablado en su nombre: "El vicepresidente Michel Temer es el colaborador permanente de la presidenta y ha tenido una conducta muy correcta y solidaria con el Gobierno (…) se posicionará en su momento", ha dicho.
Kassab también ha añadido que Temer seguirá trabajando normalmente junto a Rousseff y que sencillamente prefiere encargarse de la "macropolítica" y no tanto de las negociaciones del reparto de poder, por lo que seguirá buscando mayorías en el Congreso que ayuden a aprobar los proyectos de ley de interés del Gobierno del PT.
El PMDB estaba presionando desde hace tiempo para que Temer dejara esta función, alegando acuerdos no cumplidos por el Gobierno a la hora de distribuir cargos en ministerios y otros organismos gubernamentales y de recibir apoyos en el Congreso.