El retroceso semanal en las reservas internacionales se debió a tres factores: el principal es una reducción de 1.000 millones de dólares por las subastas diarias de dólares sin precio mínimo para frenar las presiones al peso mexicano; la compra de dólares del Gobierno federal por 243 millones de dólares; y un incremento de 45 millones de dólares derivado del cambio en la valuación de los activos del banco, informó el banco emisor.
Las reservas internacionales mexicanas habían venido subiendo desde 2010 hasta acercarse a los 200.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2015.
México considera que el nivel actual de las reservas internacionales disponibles, a las cuales se agrega una línea de crédito flexible contratada con el Fondo Monetario Internacional por 70.000 millones de dólares, ha permitido a la Comisión de Cambios tener la confianza para "reforzar los mecanismos para proveer liquidez al mercado cambiario", saliendo a ofrecer dólares cuando el peso es presionado, por ejemplo, por la devaluación en China, o la caída de las materias primas como el petróleo.
En el mundo "ha concluido el boom de los precios de los bienes básicos y de las materias primas; ello implica que hay precios, como el del petróleo, que tardarán muchos años en recuperarse", pronosticó la víspera el titular del Banco central, Agustín Carstens, al comentar el derrumbe de la mezcla mexicana de crudos a casi 60 por ciento en un año.
Una parte de la depreciación del peso refleja este nuevo paradigma de las materias primas, "dada la importancia que tienen los ingresos petroleros en las finanzas públicas en México", que es de alrededor de la tercera parte del presupuesto federal anual.
Este martes, el dólar interbancario se negocia a 16,46 pesos por dólar, mientras que en ventanillas subió hasta un pico histórico de 16,79, de tal manera que el peso ha perdido en un año poco más de 19 por ciento frente al dólar, mientras la moneda de la otra gran economía latinoamericana, el real de Brasil, pierde alrededor de 33% frente al dólar estadounidense.
Ante la depreciación del peso mexicano frente al dólar estadounidense, han surgido tres preguntas en el público: ¿por qué se ha depreciado el peso?, ¿cómo es posible que México tenga hoy la inflación más baja en los últimos 40 años, al mismo tiempo que su moneda se deprecia?, ¿qué están haciendo las autoridades financieras del país ante esto?
El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, publicó la víspera en el portal de la institución un ensayo, en el cual responde que las principales causas de esta depreciación son externas a México.
"Se trata de un fenómeno mundial consistente en un fortalecimiento notable del dólar frente a prácticamente todas las divisas, tanto de países avanzados como emergentes", escribió el titular de la institución bancaria.
Es un fenómeno ha llegado acompañado de otros elementos, explica Carstens: "una fuerte caída de los precios internacionales de la mayoría de los bienes básicos y materias primas, como el petróleo y muchos más; el debilitamiento de la economía en países emergentes, y una recuperación de la actividad económica en EEUU que hace inminente mayores tasas de interés en ese país", que atraerán capitales y presionaran a otras monedas.
En los últimos doce meses, el peso mexicano se ha depreciado contra una canasta de varias divisas ponderadas por la participación del país emisor en el comercio internacional de México, "pero sólo la mitad de lo que lo ha hecho contra el dólar estadounidense", escribió Carstens.
En contraste, México goza de la inflación más baja en cuatro décadas (2,74%), menos del 3 por ciento proyectado por el Banco central: "la depreciación cambiaria ha tenido hasta la fecha un impacto limitado sobre la tasa de inflación", puntualizó.
