Estos aparatos "se están convirtiendo rápidamente en un problema nacional, invadiendo el espacio aéreo y la propiedad privada", denuncia el medio en un artículo publicado este lunes.
El Washington Post recoge varios casos de incidentes: "En los últimos días, drones han introducido drogas en una prisión de Ohio, chocado contra un rascacielos en Cincinnati, impedido los esfuerzos para combatir los incendios en California y casi chocado contra tres aviones en Nueva York (…) a comienzos de verano, un drone de dos libras de peso perdió el control y golpeó a una mujer en una marcha del Orgullo gay en Seatlle, dejándola inconsciente; en Albuquerque, un drone se precipitó sobre una multitud en un festival al aire libre, hiriendo a una persona".
La mayoría de estos modelos están dirigidos a pilotos sin experiencia que en muchas ocasiones desconocen las prácticas de seguridad, aunque los expertos consultados por el periódico tampoco excluyen "malas prácticas", entre las que incluyen el voyeurismo o su uso por parte de paparazzis.
El pasado 31 de julio el Departamento de Seguridad aseguró haber registrado más de 500 incidentes desde 2012 en el que este tipo de drones sobrevolaron instalaciones clave para la seguridad nacional, como bases militares y centrales nucleares.
Según el jefe de la Administración Federal de Aviación (FAA), Michael P. Huerta, al Washington Post, las recientes interferencias de los drones con los helicópteros y aeroplanos de los bomberos de California que trabajaban para sofocar un incendio son "un toque de atención para mucha gente".
"Este tipo de cosas tiene que terminar", afirmó Huerta.
Por su parte, el senador de California Ted Gaines lamentó este tipo de incidentes: "es una locura, no puedo creer que los aficionados a los drones estén poniendo en peligro la vida de personas para conseguir imágenes para sus vídeos en YouTube", dijo.
Aunque no existe una regulación, la FAA ha emitido recomendaciones para que los pilotos de este tipo de drones se mantengan apartados al menos cinco millas de los aeropuertos y sus aparatos vuelen por debajo de los 400 pies de altitud.
Según el Washington Post, la venta de este tipo de artículos aumentará un 63 por ciento con respecto al año anterior.