Rousseff ha conseguido sobrepasar el ex presidente Fernando Collor de Melo, que hasta ahora era el más impopular, puesto que en las vísperas de su "impeachment" en septiembre de 1992 llegó a tener un 9% de apoyos y un 68% de reprobación, según las mismas encuestas.
Además, el sondeo indica también que el descontento de los electores con Rousseff es creciente, puesto que en la última encuesta, en la tercera semana de junio, el 65% consideró "malo o pésimo" el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
Pocos días antes de que las calles de Brasil vuelvan a llenarse de manifestantes contra Rousseff el próximo 16 de agosto la encuesta también muestra que cada vez son más los brasileños a favor de un "impeachment" que aparte del cargo a la presidenta por su responsabilidad en el caso Petrobras y por maquillar las cuentas del Estado.
El 66% de los encuestados consideran que el Congreso Nacional debería abrir un procedimiento formal para cesarla de su cargo, mientras que en abril ese porcentaje era del 63%.
A pesar de sus esfuerzos por imponer una agenda positiva los malos resultados económicos y el cuentagotas de noticias relacionadas con la corrupción están haciendo mella en la opinión pública, así como dentro del propio Gobierno.
Este mismo miércoles dos partidos de la base aliada de Rousseff, el Partido Democrático Laborista y el Partido Trabalhista Brasileiro, anunciaron que dejan de prestarle apoyo; lo que unido a las tensiones con el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) –su principal apoyo hasta ahora- deja a la presidenta cada vez más aislada y con menos margen para gobernar.