"Parece que ahora el grupo (de delincuentes) tantea la situación: la reacción de las autoridades regionales y federales, la reacción de la sociedad", dijo al periódico un profesor de la Universidad Nacional Técnica de Kazán, Mijaíl Scheglov, quien denunció la indiferencia de los órganos regionales de orden público al asunto.
Según el especialista de islám y relaciones internacionales del Instituto de Estrategia Nacional, Raís Suleimánov, "se puede constatar la existencia de un proyecto entero para hacer estas inscripciones", algunas de las cuales aparecen en monumentos históricos.
"¿Por qué no se notan las inscripciones regulares que insultan e incluso llaman a la violencia?", se indigna el doctor de historia especializado en religiones, Román Silántiev.
Para el historiador de la Universidad Estatal de Lingüística de Moscú, se trata de una "amenaza latente que puede hacerse realidad en un futuro cercano".
Novie Izvestia agrega que el Gobierno de Tartaristán rechazó comentar la situación, mientras la Fiscalía regional se negó a explicar la poca reacción a los grafitis nacionalistas.