"Cuando en este momento tan importante para el desarrollo las relaciones entre Japón y EEUU se desata este escándalo, esto puede afectar seriamente la confianza en la autoridad de Abe", destacó el parlamentario opositor.
Según Hamada, "durante la última visita a EEUU el primer ministro Abe estableció durante sus conversaciones con Obama las nuevas directrices de la cooperación japonesa-noteamericana, incluyendo las enmiendas sobre la ley de Defensa que se debaten actualmente en el Parlamento, y otros temas relacionados con los acuerdos finales de la Asociación Transpacífica".
Obviamente, este escándalo pone en tela de juicio dichas conversaciones, y la oposición nipona intentará aprovechar la ocasión.
"Los partidos opositores son menos numerosos que los gobernantes Partido Liberal Democrático y Komeito, sin embargo, la opinión publica en estos momentos se expresa en contra de la administración de Abe, o, en cualquier caso, no confía en ella", observó Hamada.
El parlamentario advirtió que "los partidos opositores tratarán de aprovechar este estado de ánimo del pueblo".
"Si los partidos opositores pudieran unirse y hacer un llamado conjunto a la nación, surgiría la oportunidad de cambiar radicalmente la política japonesa; el problema radica en que para dar un paso como este la oposición necesita un líder fuerte y todo depende de que este surja o no", lamentó Hamada.
El escándalo de las escuchas norteamericanas en Japón se desató luego de que WikiLeaks publicase este viernes una lista titulada "Target Tokyo" (Objetivo Tokio), en la cual se enumeran hasta 35 objetivos de espionaje de la NSA.
Según este recurso, la NSA espiaba a compañías japonesas, funcionarios del Gobierno, los ministerios y los principales asesores al menos desde la época del primer mandato del primer ministro Sinzo Abe, entre septiembre de 2006 y septiembre de 2007.