Horas antes una corte de Trípoli sentenció a la pena de muerte al hijo de Gadafi, Seif al-Islam y a siete colaboradores del anterior gobierno, entre ellos el ex primer ministro Al Bagdadi y el exdirector del Servicio de Inteligencia Abdalá Senusi.
"Hemos hecho un seguimiento exhaustivo de la detención y el juicio y hemos concluido que no se cumplieron las normas internacionales sobre juicios justos", ha señalado Shamdasani.
Entre los fallos más graves, destacó la incapacidad de establecer la responsabilidad personal de delitos concretos, los problemas para que los imputados tengan pleno acceso a un abogado, las denuncias de maltrato y los juicios en rebeldía.
Los altos cargos del gobierno de Gadafi fueron acusados de incitar al asesinato de manifestantes pacíficos, organizar destacamentos para aplastar las movilizaciones durante la revolución de 2011 y corrupción.
El titular de Justicia del Gobierno libio reconocido por la comunidad internacional y con sede en Tobruk, Mabruk Qarira, había calificado con anterioridad como "ilícito" el proceso contra la cúpula del régimen de Gadafi ya que lo llevaban a cabo las milicias.
Desde el derrocamiento y el asesinato de Muamar Gadafi en 2011, el país está sumido en una profunda crisis, en el que se enfrentan las fuerzas liberales, apoyadas por el Ejército, y representantes de los partidos islámicos, respaldados por los grupos de antiguos rebeldes.
Asimismo, en Libia actúan múltiples grupos armados, entre ellos islamistas radicales que juraron fidelidad al Estado Islámico.