Gran parte de esta propaganda se centra en lo impracticable de los supuestos planes de contingencia para un "grexit" y del carácter "revolucionario" de los individuos que concibieron esos planes.
El exministro de Finanzas Yanis Varufakis se ha adjudicado la autoría de un plan de tal naturaleza. Otros planes similares han sido atribuidos al exministro de Energía y miembro de Syriza, Panayotis Lafazanis.
El plan de Varufakis –el que, según él, se lo presentó a Tsipras en el momento en que los resultados del referendo estaban por ser anunciados– consistía en que el Gobierno griego comenzaría a repartir pagarés electrónicos en lugar de divisa. Esto iría de la mano de controles de capitales, la nacionalización de los bancos y la toma de control del Banco Central de Grecia.
Según Varufakis, este plan fue preparado por un grupo de cinco personas que armó en febrero. Aparentemente este grupo trabajó en total secreto y –lo que resulta más extraño aún– hackearon las computadoras del Ministerio de Finanzas para preparar sus planes.
No cabe duda, según Mercouris, que en medio de la desesperada situación provocada por la inacción de Syriza y la falta de preparaciones adecuadas y oportunas para lanzar una nueva moneda, había toda clase de disparates circulando.
Sin embargo, no todas estas ideas eran tan disparatadas. Por lo general se ignora que debido a que el rescate de los bancos griegos de 2008 fue pagado por el Estado griego (uno de los motivos por los que la deuda pública se acumuló a niveles catastróficos) éstos son de hecho un 80% propiedad estatal. Es por esto que "nacionalizar" los bancos no habría sido un acto de confiscación revolucionaria o expropiación de la propiedad privada. Simplemente habría sido una toma de control de bancos mediante el nombramiento de una junta directiva que rinda cuentas ante el Gobierno.
Por otro lado, la implementación de medidas extremas como tomarse el Banco Central de Grecia y la casa de moneda, o emitir pagarés, habría provocado una gran crisis en el país. La economía se habría paralizado completamente ya que la comunidad empresarial y gran parte de la población no aceptaría estos pagarés como dinero real.
Pero poniendo todo esto de lado, lo que aún no queda claro es por qué los planes tuvieron que hacerse en secreto.
Lo que va implícito en los planes de Varufakis y en el relato del Financial Times es la extraña idea de que la creación de una nueva moneda es algo que debe prepararse en secreto e improvisarse a última hora.
Nada dista más de la realidad. Lejos de ofrecer resistencia, sabemos por hecho que una nueva moneda griega habría contado con el apoyo del ministro de Finanzas alemán Schäuble y del FMI.
Alemania ofrece una salida
Según el escritor y comentarista británico Tariq Ali, desde febrero Schäuble ha ofrecido 50.000 millones de euros y ayuda para realizar un "grexit" organizado:
"Ninguna de mis fuentes en Grecia ha sido capaz de desmentir esta historia y de hecho, varios insisten que es cierta", asegura Mercouris.
Otra de las historias que ha ido circulando es que el presidente ruso Putin rechazó entregar 10.000 millones de euros que Tsipras solicitó para ayudar a financiar la transición al dracma. Ahora contamos con una confirmación indirecta de esto proveniente de una fuente griega (la misma que informó a Tariq Ali). "¿Bajo qué lógica le pediría Tsipras 10.000 millones a Putin para salir del euro cuando Alemania les ofrecía 50.000 millones para lo mismo?", se cuestiona el experto.
La opción de un "grexit" organizado estuvo en la mesa incluso durante la cumbre de la zona euro. Si los griegos la hubiesen aceptado, ya habrían salido del euro.
Una vez que Grecia hubiese salido de la eurozona, se habría negociado una reestructuración con el FMI. Las condiciones habrían sido durísimas, pero nada comparado con el acuerdo psicopático que tenemos ahora. Con una Grecia fuera de la eurozona y nuevamente competitiva, cualquier acuerdo alcanzado habría tenido oportunidad de éxito.
Sin importar como uno intente darle vuelta a la historia, se debe enfrentar la realidad: Grecia sigue en la eurozona no porque un "grexit" fuera técnicamente complejo, sino porque Syriza se rehusó a salir del euro.
Todas las versiones que aseveren lo contrario no son más que cuentos. Todas las versiones que hablan de heroicos intentos desesperados por forjar un plan en las últimas horas previas a la capitulación total de Grecia se esparcen de manera maliciosa por aquellos que quieren desacreditar la idea de un "grexit".
En lugar de admitir que Schäuble les ofreció una salida digna, Varufakis intenta difundir la fantástica historia de que Schäuble intentó desde el principio expulsar a Grecia de la eurozona para asustar a Francia y que acepte la medicina económica que Alemania intenta recetarle.
Schäuble el malvado
Las palabras de Varufakis fueron:
"Schäuble cree que la eurozona es insostenible en su forma actual. Él cree que debe haber transferencias fiscales, una suerte de unión política. Él cree que para que funcione una unión política sin una federación, sin la legitimidad que un gobierno federal, esta unión deberá funcionar de una forma muy disciplinada".
"Y me dijo que un 'grexit' le brindaría suficiente poder para aterrorizar y así imponerles a los franceses una transferencia de control de Paris a Bruselas", dijo el exministro.
¿Alguien realmente cree que si Schäuble tuviera tal plan, se lo habría confesado precisamente a Varufakis?
Por supuesto, la verdad no es lo suficientemente siniestra para Varufakis, por lo que le atribuye a Schäuble este extraño plan.
Para ser justos con Tsipras, Varufakis y Syriza, el objetivo siempre fue el que declararon abiertamente: mantener a Grecia en la eurozona y asegurar un fin a la austeridad más un recorte de la deuda.
La mayoría de los analistas y observadores asumió que, como ambas cosas son imposibles de lograr, la que el Gobierno griego dejaría de lado sería mantenerse en el euro y así poder terminar con la austeridad y reducir la deuda. Pero a todas luces, Syriza ha optado por hacer lo opuesto.