Juan Mackenzie que trabajaba como administrador del establecimiento contó que un cliente le devolvió un pastel de chocolate quejándose de que estaba demasiado seco. El chileno probó un pedazo del postre para cerciorarse. Después de este incidente fue despedido aunque el pastel de todos modos iba a ser desechado.
El afectado reclama un millón de libras esterlinas por el daño moral que sufrió durante su trabajo en el mítico supermercado británico.
En la audiencia que tuvo lugar el viernes, Mackenzie afirmó también que en reiteradas ocasiones fue objeto de discriminación por parte de los otros empleados por motivos de raza, género y edad.
Además era blanco constante de burlas, humillación pública e insultos.
El chileno aseguró que le culpaban injustamente de problemas que ocasionaban otros empleados y muchas veces le amenazaron con despedirle.
La defensa ha presentado dos testigos que afirman que al probar el pastel Mackenzie infringió la disciplina interna del establecimiento.
Por el momento el juez no ha dictado el veredicto de este caso.