Avera Mengistu, de 28 años y de la localidad de Ashkelon, próxima a la Franja de Gaza, había sufrido problemas psicológicos, según algunos medios, mientras otros señalan que psiquiátricos.
El joven entró en Gaza por la playa de Zikim y algunas fuentes apuntan que podría haber estado bebiendo alcohol antes de cruzar a la Franja.
El día que desapareció, las cámaras de vigilancia del Ejército israelí observaron a un hombre que se acercaba a la valla de la frontera en la playa de Zikim.
Las soldados encargadas de la vigilancia electrónica vieron que el hombre llevaba una bolsa y sospecharon que era un palestino que intentaba volver a Gaza.
Soldados del Comando Sur del Ejército israelí estacionados en el sector de Gaza corrieron al lugar donde se había visto al hombre, pero cuando llegaron ya había saltado la valla y no había rastro de él.
El hermano de Mengistu, Yalo, de 32 años, explicó al diario Haaretz que Avera dejó la bolsa que llevaba en la playa, con una Biblia en hebreo dentro.
Tras el incidente, Israel contactó con la Cruz Roja, así como con las autoridades en Gaza a través del general Yoav Mordechai, Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT), que depende del ministerio de Defensa.
Israel informó a la Cruz Roja y a las autoridades de Gaza de que un ciudadano israelí con problemas mentales había cruzado la frontera y había entrado en Gaza, y solicitó que lo devolvieran a territorio israelí, pero nunca regresó.
El Gobierno israelí alega que no sabe con certeza qué le ha ocurrido, si está vivo o muerto, en Gaza o en Egipto, a donde podría haber seguido su viaje.
Desde que desapareció, algunos medios palestinos y extranjeros habían publicado informaciones sobre el secuestro de un ciudadano israelí —algunos hablaban de un soldado- por parte de Hamás, pero las informaciones eran confusas y poco contrastadas.
La familia de Mengistu, que esta tarde tiene previsto ofrecer una rueda de prensa, se ha mostrado muy crítica con las autoridades de Israel por la respuesta que han tenido ante este caso.
Los familiares aseguran que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no les respondió una carta que le enviaron después de la desaparición del chico y no se ha reunido nunca con ellos, según el diario Haaretz, aunque otros medios, como el rotativo The Jerusalem Post, aseguran que Netanyahu sí ha recibido a la familia.
La oficina del primer ministro aún no se ha pronunciado al respecto.
Los Mengistu están convencidos de que si el desaparecido fuera blanco en lugar de negro y de origen etíope, las autoridades israelíes hubieran actuado de forma mucho más diligente.
Los servicios de inteligencia de Israel alegan que han recibido información de que Mengistu fue a parar a manos de las fuerzas de seguridad de Hamás después de cruzar la frontera, pero sus posteriores movimientos se desconocen y los intentos de comunicar con las autoridades de Gaza sobre este caso han sido infructuosos.
Respecto al beduino, las autoridades israelíes no han revelado su nombre ni han dado detalles sobre el caso, pero algunos medios han informado de que el hombre había entrado varias veces en Gaza.
Si Mengistu y el ciudadano beduino siguen vivos y están en poder de Hamás, este grupo palestino islamista que controla Gaza tendría a dos israelíes vivos y dos muertos: los cadáveres de dos soldados israelíes que murieron en combate hace un año en la guerra, dentro de Gaza.
Hamás podría intentar negociar la liberación de presos palestinos a cambio de la puesta en libertad de Mengistu y el otro rehén y la entrega de los cuerpos de los dos soldados a Israel.