En 2011 la compañía nipona adquirió el 25 por ciento de la empresa norteamericana Samsom Resources por más de 1.000 millones de dólares, sus pérdidas totales se estiman en casi 815 millones.
Desde la corporación han atribuido la decisión al panorama nada halagüeño del sector.
"Las previsiones de los precios del gas de esquisto estadounidense no son favorables y la situación empeorará. Ello nos ha llevado a interrumpir la cooperación", señaló el ejecutivo de Itochu Yoshinori Umemoto en declaraciones a la emisora Sputnik.
En cuanto a un hipotético retorno a este tipo de proyectos, indicó que todo dependería de la evolución del mercado.
En esta misma línea se expresó el experto Daisuke Kotegawa, antiguo viceministro de Economía de Japón y exrepresentante del país en el Fondo Monetario Internacional.
"La situación del gas de esquisto es distinta en los diferentes lugares de extracción, sin embargo como aseguran las organizaciones internacionales su producción no es rentable con el precio del petróleo por debajo de los 75 dólares el barril", sostuvo Kotegawa en declaraciones exclusivas a la radio Sputnik.
Respecto al rol del gas de esquisto en la economía de Japón, el experto apuntó que este tipo de combustible está fuera de la estrategia energética.
"La estrategia está basada en el gas natural con posibles contratos a largo plazo y suministros estables duraderos", indicó.
Según sus palabras, el sector energético japonés está dominado por la cooperación con Rusia, en particular, los proyectos de gas natural en Sajalín.