"En toda Europa se habla de Italia y Grecia como países obligados a dar acogida al grueso de inmigrantes ilegales, pero es tergiversación de la realidad, la mayor cantidad de refugiados ha ido a parar este año a Hungría", declaró Orban tras reunirse el viernes con sus homólogos de Eslovaquia, Polonia y República Checa.
Según el periódico digital Nol, unos 57.000 inmigrantes de África y Oriente Medio han llegado en lo que va de año a Hungría. Hasta finales de 2015, el número podría ascender a 150.000, pronostica el Gobierno.
Orban dijo que pertenece a "la vieja escuela de los políticos que ante el problema más complicado buscan la solución más simple".
"Hemos resuelto proteger de la manera más simple los límites externos de la UE, construyendo un muro en la frontera con Serbia", prosiguió el primer ministro saliendo al paso de quienes critican a Budapest por esa decisión.
La construcción de un muro de cuatro metros de altura a lo largo de la frontera de 175 kilómetros con Serbia costaría casi 22.000 millones de florines, o unos 80 millones de dólares, según la prensa húngara.
Mientras, dos agencias de Naciones Unidas expresaron el viernes su fuerte preocupación por los planes de Hungría.
La portavoz de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Cécile Pouilly, señaló que la valla fronteriza podría “obligar a migrantes a escoger rutas y medios de transporte más arriesgados, exponiéndolos a mayor riesgo de abusos por parte de traficantes y contrabandistas
Por su parte, la representante de ACNUR para Europa Central, Montserrat Feixas Vihé, dijo que el muro “será otro obstáculo para personas que huyen de las zonas de conflictos como Siria, Afganistán e Irán y que necesitan desesperadamente seguridad y protección”.
