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El baile de las favelas conquista espacios

© Flickr / TED ConferenceBatalla de Passinho en Río de Janeiro
Batalla de Passinho en Río de Janeiro - Sputnik Mundo
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Mucha habilidad en los pies y la gracia típica de los cariocas: son los requisitos básicos para aprender a bailar "passinho", una danza urbana que nació hace unos años en las favelas de Río de Janeiro y que poco a poco va conquistando espacios en los que hasta ahora estaba vetado, como el imponente Teatro Municipal de la ciudad.

La semana pasada un grupo de jóvenes con camisetas coloridas, bermudas por las rodillas, gorra en la cabeza, los miembros de la banda Na Batalha, llevó por primera vez el "passinho" al teatro de la ópera de Río gracias al festival de danzas urbanas Rio H2K, que celebra estos días su sexta edición.

Para el director del certamen, Miguel Colker, se trata de un hito que pasará a la historia como la consagración popular de una cultura nacida en la periferia: "Dentro de unos años miraremos atrás y veremos cómo han cambiado las cosas; el "passinho" está conquistando estos espacios porque es muy potente y además tiene la fuerza de cambiar la vida de mucha gente", explica a Sputnik, consciente también de todo lo que implica la irrupción de este baile a nivel social.

El "passinho" está muy asociado al llamado "funk carioca", un género musical "made in Río de Janeiro" de melodías retumbantes y letras, la mayoría de veces, rayando lo obsceno.

Muchos "bailes funk" que se celebraban en favelas fueron prohibidos por la apología de la violencia que hacían algunas letras –el llamado "funk proibidão—, pero algo de esto está cambiando.

El funk empieza a ser promovido por las autoridades como herramienta de cohesión social y el "passinho", que además mezcla elementos de samba, fevro, y break dance, va de la mano.

Algunos grupos, como el Dream Team do Passinho, son muy populares e incluso han actuado con Ricky Martin en la clausura de los Juegos Paralímpicos de Londres en 2012.

Pero en una ciudad como Río, donde todavía hay enormes diferencias socioculturales entre la favela y el "asfalto" –la ciudad convencional— el "passinho" sigue siendo un símbolo identitario, de autoafirmación, como recuerda Colker, que exige más compromiso de las autoridades, que la mayoría de veces siguen siendo víctimas de prejuicios y no ven el potencial, también económico, de este tipo de cultura.

Brasil vive también estos días un intenso debate sobre la conveniencia o no de reducir la mayoría de edad penal de los 18 a los 16 años, una propuesta rechazada frontalmente por la izquierda y por los movimientos sociales que trabajan con adolescentes, como el caso de Colker, que confía en el poder del arte para reconducir sus vidas.

"Si ese chaval de 16 años que apuñala a alguien por la calle hace cuatro años hubiera entrado en un proyecto como el de "Na Batalha", ¿qué hubiera pasado? El baile te da una energía libertadora, cuanto más bailen menos querrán robar", dice convencido.

A parte de ser una potente herramienta contra la exclusión social el "passinho" también ha roto otras barreras, recuerda Colker: "Hay una cosa fundamental, y es que los hombres antes no podían bailar, si eras bailarín eras gay, pero eso se ha acabado", resalta, y es que se cuentan por miles los vídeos en YouTube de chavales retándose para ver quién hace las mejores virguerías con las piernas.

El origen del de este baile es incierto, pero hay un cierto consenso en que el pistoletazo de salida se produjo hace seis años, cuando unos amigos subieron a YouTube un vídeo titulado "Passinho Foda", en el que improvisaban unos pasos en el patio de su casa, y que ya han visto más de cuatro millones de personas.

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