"No basta con preguntarse cómo puedo ayudar a esa gente. Eso no es suficiente. Hay algo malo en esa forma de pensar de la humanidad. Últimamente nos falta preocupación por las vidas ajenas, por el bienestar de los demás", ha dicho el refugiado más célebre del mundo al diario The Australian desde su exilio en India.
"La he visto dos veces, primero en Londres y después en la República Checa. Le mencioné el tema y contestó que encontró varias dificultades, que las cosas no son simples sino muy complicadas", ha desvelado.
"Es muy triste. En el caso birmano espero que Aung San Suu Kyi, como Nobel de la Paz, pueda hacer algo", ha añadido al diario australiano en las vísperas de su visita al país.
Suu Kyi se ha erigido en una personalidad global asociada a la lucha democrática después de pasar 15 años en arresto domiciliario por criticar a la dictadura militar birmana que ahora conduce una transición política.
También otro premio Nobel de la Paz, el arzobispo Desmond Tutu, se refirió indirectamente a la escasa implicación de Suu Kyi en el drama de los rohingya recientemente.
"Si tomas una postura neutral en situaciones de injusticia, has elegido el bando opresor", dijo en una intervención por video en una conferencia en Oslo esta semana.
Más de 1,3 millones de rohingyas viven en Birmania en situación de semiapartheid, sufriendo los ataques de la mayoría budista y con la ciudadanía denegada por el Gobierno, que los considera como emigrantes ilegales bangladesíes a pesar de haber vivido en el país durante siglos.
Birmania se ha negado tradicionalmente a discutir con los vecinos cualquier cuestión relativa a los rohingyas, una palabra tabú en el país.
El foco mediático ha forzado finalmente a los Gobiernos de Malasia e Indonesia a hacerse cargo de los refugiados durante un año y a Birmania a participar en una próxima cumbre sobre los rohingyas.