La “gran troika” y la cuestión polaca

© Foto : Alexander Zinoviev Biographical Institute archiveOleg Nazárov
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El miembro del Club Zinóviev Oleg Nazárov recuerda que Polonia se mantuvo en el mapa político del mundo y obtuvo tierras industrializadas tras la guerra gracias a la URSS.
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Hace 70 años, el 4 de febrero de 1945, en Crimea, liberada de los ocupantes alemanes y rumanos, fue inaugurada la conferencia de la "gran troika" con Stalin, Churchill y Roosevelt. Una de las cuestiones principales que discutieron los tres dirigentes aliados fue la polaca.

La provocación rusófoba por parte del ministro Schetyna

Los políticos polacos se permiten a menudo frases de poco tacto respecto a Rusia. Olga Zinóvieva ya escribió en su artículo sobre el caso del ex presidente de Polonia, Lech Wałęsa. En enero de 2015 el ministro de Exteriores de Polonia, Grzegorz Juliusz Schetyna, hizo una declaración absurda de que el Auschwitz fue sido liberado por el 1r Frente Ucraniano y los ucranianos.

No es correcto suponer que la historia la tergiversan solo politicuchos ignorantes y sinvergüenzas, aunque es cierto que son muchos en Europa. También es cierto que el ministro, que terminó la carrera en la facultad histórico-filosófica de la Universidad de Breslavia, no puede formar parte del grupo de los ignorantes europeos. Por lo tanto, es un europeo insolente. Aunque algunos observadores ponen en tela de juicio las capacidades mentales de este rusófobo cínico, hasta sin terminar la carrera de historiador es fácil averiguar que en las filas de todos los frentes soviéticos lucharon representantes de diferentes naciones. Los cuatro Frentes Ucranianos aparecieron el 20 de octubre de 1943 tras cambiar las denominaciones, respectivamente, los antiguos Frente de Vorónezh, Frente de la Estepa, Frente Suroeste y Frente Sur del Ejército Rojo, que ya habían luchado por liberar el territorio de la República Socialista de Ucrania. Y el ministro de Exteriores del país europeo debería saber que Vorónezh es el centro administrativo de una de las regiones de Rusia.

La repugnante grosería de Schetyna no es el último escándalo provocado por los polacos. Es muy probable que el siguiente paso de los falsificadores de la historia de la guerra esté relacionado con el 70 aniversario de la conferencia de Crimea (Yalta) de los estados aliados en la cual se discutía la cuestión de las fronteras y el futuro de Polonia. Como Schetyna y otros tipos de esta clase pueden ofrecer una nueva falsificación de la historia, de la que en seguida se aprovecharán los medios occidentales "independientes", recordaremos cómo fue planteada y resuelta la cuestión polaca. Y también recordaremos gracias a quién Polonia fue restablecida en el mapa político del mundo y obtuvo regiones industriales desarrolladas en el norte y oeste del país.

Los polacos durante la guerra

La Segunda República de las Dos Naciones, en gran parte culpable del desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial (véase el artículo previo) fue derrotada por la Wehrmacht en cuatro semanas. El 30 de septiembre de 1939 en Paris fue inaugurado el autoproclamado gobierno polaco en el exilio liderado por el general Władysław Sikorski. En 1940 se trasladó a Londres.

Hasta la agresión de Alemania contra la URSS las relaciones entre la Unión Soviética y el gobierno de Sikorski fueron hostiles. Sin embargo, el 30 de julio de 1941 firmaron un tratado político. Uno de los protocolos de dicho tratado indultaba a todos los presos de guerra polacos. Fueron indultados en seguida. El 14 de agosto los gobiernos de la URSS y Polonia celebraron un acuerdo militar. Según dicho acuerdo, la URSS tenía que organizar en su territorio lo antes posible un ejército polaco y "enviar sus unidades al frente en cuanto aquellas estuvieran listas para el combate".

Durante el duro otoño de 1941 ni siquiera la milicia que defendía Moscú disponía de armamentos necesarios, pero el Kremlin hizo todo lo posible para dar de comer y armar a las nuevas unidades del ejército polaco. Y sin embargo, el comandante de dicho ejército, Władysław Anders, hizo todo lo posible para no participar en la guerra en el bando de la URSS. Viendo eso y en respuesta a una solicitud de Churchill, Stalin autorizó la salida de los polacos a Irán para que se unieran a los ingleses.

Igual que hoy son muchos los polacos que no comparten las políticas de su gobierno en relación a Rusia, en los años 1940-1945 muchos se opusieron a lo que hacía Anders… Los patriotas polacos liderados por el teniente-coronel Zygmunt Berling se quedaron en la URSS y se desvivían por combatir a los ocupantes alemanes. Participaron en la liberación de Polonia, en la toma de Berlín y fueron las únicas tropas extranjeras que participaron en el Desfile de la Victoria en la Plaza Roja en Moscú el 24 de junio de 1945. Aniela Krzywoń fue la única extranjera condecorada en el curso de la guerra con el título honorífico de Héroe de la Unión Soviética, desgraciadamente, a título póstumo.

Los polacos en Londres se portaron de manera completamente distinta. Hasta la primavera de 1943 prefirieron poner pegas al heroico pueblo soviético que luchaba contra el nazismo. En abril de 1943 ocurrió algo sin precedentes: el gobierno de Polonia en el exilio, en teoría, uno de los aliados de la URSS, apoyó de manera activa la mentira de Katyn del Tercer Reich. El 13 de abril Radio Berlín comunicó que cerca de la ciudad de Smolensk en el pueblo de Katyn fueron encontrados los restos mortales de 10.000 oficiales polacos exterminados "en otoño de 1940 por la policía secreta rusa NKVD". Los polacos de Londres cogieron al vuelo la idea de Joseph Goebbels, viéndola como una herramienta de chantaje a Moscú para hacerla aceptar la línea de la futura frontera entre la URSS y Polonia de acuerdo con las fronteras del 1 de septiembre de 1939. Guiándose por ese objetivo geopolítico, desestimaron tanto los múltiples testimonios de la población local, que decía, que en otoño de 1941 los polacos permanecían vivos, como el hecho de que los polacos fueron fusilados con armas alemanas con cartuchos alemanes. Es más, sus manos fueron atadas con cuerda de papel, que no se fabricaba en la URSS de aquel entonces.

Tampoco a los seguidores de Joseph Goebbels les importó que el territorio en el que fueron encontrados los restos de los oficiales polacos se ubicara al lado de la carretera y de uno de los embarcaderos de Dniéper y no fue cercado antes de la guerra. Los locales andaban por allí a su antojo. De allí surge la pregunta: ¿acaso los verdugos de Stalin no disponían de algún lugar más oculto? Los polacos de Londres no hicieron caso de ello. Después de la liberación de Smolensk, en la alcaldía fue encontrado un bloc de notas del alcalde de la ciudad B.G. Menshaguin. El 15 de agosto de 1941 escribió: "Detener a todos los presos de guerra polacos fugitivos y enviarlos a la comandancia". Por lo visto, se trataba de polacos colocados en el período de 1940 al 1941 en los campos soviéticos ubicados al oeste de Smolensk, que construían una autovía. Debido al caos de las primeras semanas de guerra muchos de ellos quedaron sin control. Los partidarios de la versión de Goebbels afirman arbitrariamente que el bloc de notas de Menshaguin es un documento falsificado por la NKVD. Y eso a pesar de que su autenticidad está comprobada por el estudio grafológico de la letra y los testimonios del vicealcalde, el catedrático B.V. Bazilevski.

Lo que hacen hoy las autoridades de Polonia con los monumentos a los soldados libertadores y las falsificaciones desvergonzadas de la historia de la guerra es también, en parte, culpa de los funcionarios y los diputados de la URSS y de Rusia. Se pusieron de acuerdo con hacer responsables por la masacre de Katyn a Stalin y a la URSS. Ninguno de ellos se empeñó en dar por lo menos alguna explicación a las extrañezas detectadas. Y son muchas.

Los historiadores y políticos lo saben muy bien, pero hacen caso omiso, de manera obstinada, de los temas que les hacen sentirse incómodos, al igual que Occidente pasa por lo alto los hechos que impugnan su versión de la catástrofe del Boeing de Malaysia Airlines en el cielo sobre Novorossia. Está claro por qué hay tantos seguidores de Goebbels entre los polacos. Pero, ¿acaso hay razón para que haya algunos entre los rusos?

La cuestión polaca en la conferencia en Crimea

El autor de la monografía ‘Stalin: creador y dictador de una superpotencia', el catedrático polaco Eugeniusz Duraczyński, afirma que el papel clave en la discusión de la cuestión polaca con la URSS le perteneció a Churchill. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que, partiendo para Moscú en octubre de 1944, el primer ministro polaco fue acompañado por el entonces líder del gobierno polaco en el exilio, Stanisław Mikołajczyk. Éste último ya había visitado el Kremlin, pero no había revelado que Varsovia iba a sublevarse el 1 de agosto. Solo el 3 de agosto Mikołajczyk le contó a Stalin que la capital de Polonia se había sublevado, que allí estaban los ministros del gobierno en el exilio y que él mismo iba a volar a Varsovia. Cuando Stalin le advirtió de que allí estaban los alemanes, el líder polaco replicó que la ciudad estaría liberada de un día al otro. Los polacos londinenses esperaban tomar Varsovia y proclamar allí su poder antes de que entrara el Ejército Rojo. Pero fracasaron, lo que les costó vidas de decenas de miles de polacos y afectó aún más a las relaciones entre Stalin y Mikołajczyk.

Aun en Teherán Stalin había propuesto que Mikołajczyk aceptase la Línea Curzon como frontera. El presidente de EEUU, Roosevelt, le apoyó y Churchill resaltó que era el mejor plan para Polonia de todos los planes posibles, porque se le ofrecían tierras alemanas valiosas con industria desarrollada.

En la Conferencia en Crimea Stalin declaró que la cuestión polaca para es una cuestión de seguridad de los rusos: "En cada página de la historia, Polonia ha sido el pasillo por el que los ejércitos extranjeros han invadido Rusia. Dos veces en treinta años nuestros enemigos, los alemanes, han utilizado este pasillo". Este pasillo debía ser cerrado por dentro, por medios propios de Polonia. Para ello Polonia debía ser fuerte, por eso la URSS estaba interesada en crear una Polonia libre, independiente y poderosa. Como propuso Stalin, la frontera oriental de Polonia fue determinada por la línea Curzon, con una desviación de entre cinco y ocho kilómetros a favor de Polonia.

La cuestión del orden político en Polonia provocó múltiples debates. Stalin, recordando las negociaciones entre Mikołajczyk y representantes del gobierno prosoviético de Lublin; el presidente de la República, Boleslaw Berut; y
el 1er ministro, Eduardo Osubska-Morawski, comentó que ya habían trazado algunos puntos del acuerdo, algo de lo que Churchill no debía olvidarse. Luego, como recordó Stalin, Mikołajczyk se fue a Londres para volver muy pronto a Moscú por dar pasos definitivos en la organización del gobierno polaco. Sin embargo, en vez de ello se vio expulsado en Londres del gobierno polaco por defender el acuerdo con el gobierno de Lublin. El nuevo gobierno en Londres, encabezado por Tomasz Arciszewski, estaba contra el acuerdo con el gobierno de Lublin.

A principios del año 1945 Polonia siguió dividida, en lo que a su orden político se refiere, entre prooccidentales y prosoviéticos. Pero el país fue liberado por el Ejército Rojo, y muchos polacos se sentían muy agradecidos a la URSS. Stalin no pudo pactar con lo que dictaba Churchill y los polacos y londinenses que odiaban la URSS. Un mes antes de la Conferencia el líder soviético había establecido relaciones diplomáticas con el gobierno de Lublin.

En Yalta Stalin comparó el gobierno polaco con el francés, resaltando que ni el gobierno de Charles de Gaulle, ni el Gobierno Provisional Polaco contaban con un mandato de electores expreso. Pero como la URSS reconoció, el régimen de de Gaulle, los aliados deberían hacer lo mismo respecto al gobierno de Lublin. Además, Stalin recordó que no estaba ajustando cuentas con Churchill pese a que éste había formado el gobierno de Grecia. El primer ministro británico no tuvo nada que replicar. En octubre de 1944 precisamente Churchill intervino con la iniciativa de dividir Europa de acuerdo con esferas de influencia. Había perdido la lucha por Polonia, y ya en 1946 se puso a promover la idea del telón de acero.

PS. Los polacos que vivieron la guerra recordaban quién les salvó de los desastres de la ocupación nazi. En el siglo ХХI muchos de sus descendientes están adulando a Alemania e intentan olvidarse de que, luchando por liberar Polonia de los alemanes, el Ejército Rojo perdió más de 600.000 soldados y oficiales. Gracias a estos héroes, los antepasados de los polacos de hoy siguieron vivos y no fueron torturados en las cámaras de gas. Wałęsa, Schetyna y otros políticos polacos, por su amor a EEUU y pseudotolerancia, optan por no recordar quiénes mataron a sus padres y quiénes sacrificaron sus vidas por salvarles.

 

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