"En las aguas de la bahía nos encontramos las aguas fecales de millones de personas, deshechos incluso de origen hospitalario y la contaminación de toda el área industrial de Río de Janeiro", explicó Moscatelli, quien en los últimos meses se ha convertido en el activista más mediático de Río de Janeiro y principal crítico a la celebración de Río 2016 en la Bahía de Guanabara.
Como el biólogo señala, la bahía es además el destino final de 55 ríos que atraviesan otros 16 municipios antes de llegar a su desembocadura y contribuir con aproximadamente 18.400 litros de aguas fecales por segundo, es decir, 1.589 millones de litros al día y 731.289 millones de litros hasta el inicio de Río 2016. Una circunstancia que controla a través del programa "Olho Verde" que registra fotografías de los vertidos en aguas de Río de Janeiro desde el aire.
"Lo más grave respecto a la contaminación de la bahía es que los 10.000 millones de reales en préstamos para su limpieza en los últimos veinte años no han servido de nada", aseguró Moscatelli, quien calificó la Bahía de Guanaba como "el gran negocio del estado de Río de Janeiro, que consigue préstamos para descontaminar que acaban desapareciendo quién sabe donde".
En cuanto a las posibilidades de conseguir reducir la contaminación hasta agosto de 2016, el activista señaló que "únicamente se solucionará el problema de los residuos sólidos con ecobarreras para que los regatistas no choquen contra un sofá o un neumático de los que flotan en la bahía", pero advirtió del serio peligro para la salud que supone navegar en la bahía en circunstancias de marea baja.
Por último, Moscatelli opinó que las quejas de los atletas en Río 2016 será una "total vergüenza" y una muestra de la "poca credibilidad de las autoridades de Río de Janeiro", y hizo un llamamiento para atajar la contaminación de las lagunas de Jacarepaguá en las proximidades del Parque Olímpico de Barra da Tijuca.