En Véduchi, declarado por el Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia como una zona económica especial de índole turística, se tiene previsto construir un hotel con capacidad para varios centenares de turistas y chalets de estilo tradicional caucáseo, además de un total de 40 kilómetros de pistas para unos 12.000 esquiadores por hora.
La tarea de desminado se complica por las condiciones de alta montaña: mientras en las llanuras los zapadores pueden echar mano de todo un arsenal de dispositivos, en las cordilleras del Cáucaso por ahora depositan su confianza solo en los detectores portátiles, perros desminadores y trajes protectores en los que se ven como alienígenas.
Sin embargo, según el jefe de las Fuerzas de Ingenieros de las FFAA rusas, teniente general Yuri Stavitski, en un futuro próximo llegarán a Véduchi los robots avanzados que “permitirán acelerar notablemente el desminado”.
Los representantes del Ejército de Tierra ruso han indicado a Moskovski Komsomolets que ahora es el momento más oportuno para el desminado: la capa de nieve en las laderas ya no es tan gruesa y el verdor de las plantas, todavía no es tan abundante.
En total, en Chechenia hace falta desminar unas 2.500 hectáreas de territorio. Solo el año pasado, en esta y en la vecina República de Ingushetia los zapadores peinaron más de 3.200 hectáreas desactivando más de 200.000 artefactos explosivos, una misión en la que participaron más de 2.000 militares así como unos 450 automóviles y otros equipos.