"Siria, Irak, Yemen, Libia están en llamas, hay disturbios en muchos otros países. El ulterior deterioro de la situación en esta región puede causar un fuerte impacto negativo en la estabilidad internacional, perjudicar los intereses de muchos Estados, incluida Rusia, cuyas fronteras del sur se encuentran muy cerca", dijo a los periodistas.
Con anterioridad el presidente de Rusia, Vladímir Putin, calificó de preocupante el hecho de que en las filas del EI también hay ciudadanos de Rusia y otros países postsoviéticos que, tras volver, podrían continuar con las actividades delictivas.
Desde 2014, la organización yihadista Estado Islámico (EI), que controla amplios territorios de Siria e Irak, asesinó a miles de civiles, cientos de miles se vieron obligados a abandonar sus hogares, mientras que otros miles fueron tomados como rehenes.
La expansión del EI, que ocupa una parte considerable del territorio de Irak y Siria, se ha convertido en uno de los mayores problemas mundiales de la actualidad.
Este grupo, que cuenta con unos 30.000 militantes, según la CIA, proclamó un califato en los territorios ocupados y aspira a ampliar sus dominios.