Suecia, Israel, Sudáfrica, Azerbaiyán, Islandia, Portugal y Polonia han sido aceptados como miembros de la institución en el último día de plazo.
La institución que sugirió el año pasado Pekín ha sido un éxito de participación sin precedentes.
Entre los miembros figuran cuatro de los cinco países representados en el Consejo de Seguridad de la ONU y la mitad de la Unión Europea.
Estados Unidos y Japón son los únicos países de peso global que no figuran entre sus miembros.
Solo la petición taiwanesa ha sido rechazada, ya que China la considera parte de su territorio, aunque Pekín ha anunciado que será bienvenida en el futuro con "un nombre apropiado".
Aunque Oslo ha insistido en que la organización que otorga esos galardones es independiente, Pekín ha seguido mostrando su oposición a normalizar las relaciones e incluso impuesto sanciones económicas como la importación del salmón.
En el banco participarán tradicionales aliados de Washington tanto en Europa como en Asia, que han desoído sus presiones.
El presidente de EEUU, Barack Obama, se opuso desde el principio, esgrimiendo que la nueva institución podría recortar la influencia de otras existentes como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.
El AIIB es la respuesta a la escasa representación de China y el resto de economías emergentes en las tradicionales instituciones financieras globales, y nace para financiar los proyectos de energía e infraestructura que necesita la región.
El Banco Asiático para el Desarrollo cuantifica que serán necesarios ocho billones de dólares en la próxima década.