El miércoles, la vecina de 40 años, Elisabeth de Moura Francisco, falleció en la puerta de su domicilio al recibir el impacto de una bala perdida durante un tiroteo entre la Policía Militar y un grupo de traficantes, su hija de 14 años también resultó herida en el brazo aunque su vida no corre peligro.
Además, un menor de 15 años involucrado en el tiroteo e identificado como perteneciente al narcotráfico por su propio padre, Valdinei da Silva, resultó alcanzado por disparos en brazo y tórax falleciendo en el Hospital Estatal Getúlio Vargas en la mañana de este jueves.
Estas 3 últimas muertes se producen en un contexto de gran inestabilidad en la región que registra fuertes tiroteos desde hace 90 días, una circunstancia que llevó a la Secretaria de Seguridad del Estado de Río de Janeiro a prohibir la celebración del Carnaval en las favelas del Alemao el pasado mes de febrero.
Precisamente, el miércoles se produjo la retirada estratégica de parte de los 3.300 militares que participan de la Fuerza de Pacificación instalada desde abril de 2014 en las favelas del Complejo de la Maré, muy cercano a la región del Alemao y considerado otro de los puntos calientes del narcotráfico en la ciudad junto con la Rocinha, la mayor favela de Brasil con 300.000 habitantes y a escasos kilómetros de la playa de Ipanema.
Mucho más incisivo en sus declaraciones, el coronel Frederico Caldas admitió que existo una sensación de "pesimismo" entre la ciudadanía de Río de Janeiro en torno a los resultados del programa de las UPP pero advirtió que "o la pacificación funciona o caeremos todos en el mismo agujero", en referencia que debe ser entendido como un programa necesario para la paz social en la sede olímpica.