"Para nosotros es importante evitar situaciones, discrepancias e incidentes que puedan quedar fuera de control, y un gran número de ejercicios sorpresa no favorece la estabilidad", dijo en una entrevista a la emisora La Voz de América.
Stoltenberg tildó de un "ejemplo más de propaganda" las recientes declaraciones del presidente Vladímir Putin de que los servicios de inteligencia occidentales intentan "desestabilizar la situación en Rusia y desprestigiar a su Gobierno".
En una reunión del Servicio Federal de Seguridad celebrada ayer, el líder ruso también dijo que Occidente desarrolla nuevos sistemas de ataque global rápido, y advirtió de que Moscú "siempre ha tenido y tendrá una respuesta adecuada" a las amenazas a la seguridad nacional, tanto internas como externas.
"La verdad es que la OTAN actúa en respuesta a las acciones agresivas que hemos visto por parte de Rusia en Ucrania", comentó el jefe de la OTAN.
Entre el 16 y el 21 de marzo pasado, Rusia llevó a cabo maniobras militares en el marco de una inspección sorpresa a las Fuerzas Armadas ordenada por el presidente Putin.
El gran simulacro, que tuvo como escenario principal el Ártico ruso, movilizó a unos 80.000 efectivos, varios millares de vehículos terrestres y decenas de buques, submarinos y aeronaves.
Después de la época soviética, las inspecciones sorpresa se retomaron en Rusia en 2012, poco después de que Serguéi Shoigú asumiera el cargo de titular de Defensa.
Según los expertos, las inspecciones permiten mejorar de manera considerable la interacción de distintas unidades de las Fuerzas Armadas de Rusia.
