Este jueves la mandataria surcoreana intervino en una ceremonia con motivo del primer aniversario del ataque que se celebra en el Cementerio Nacional de Daejeon, a 164 kilómetros de Seúl.
"Espero que Corea del Norte abandone sus provocaciones imprudentes y la creencia de que las armas nucleares pueden protegerles, (…) sólo cuando Corea del Norte abandone el aislamiento, deje de ser un país marginado y tome el camino hacia el verdadero cambio, seremos capaces de construir una nueva península coreana".
Asimismo, Geun-hye ordenó a los miliares surcoreanos a permanecer en alerta para prevenir y repeler las provocaciones "del enemigo".
La corbeta Cheonan que llevaba a 104 personas a bordo se hundió el 26 de marzo de 2010 cerca de la tensa frontera en el mar Amarillo, causando la muerte de 46 marineros.
Una investigación internacional liderada por Seúl estableció que el Cheonan había sido hundido por un torpedo lanzado desde un submarino norcoreano.
Pyongyang siempre ha negado con vehemencia su culpabilidad y denunciado que la historia fue tramada por Seúl para tener una excusa con la que anular los acuerdos de las cumbres de 2000 y 2007.
Este hundimiento empeoró las relaciones entre las dos Coreas que se encuentran formalmente en estado de guerra, ya que la Guerra de Corea (1950-1953) no terminó con un tratado de paz sino con un armisticio.
En pasado febrero, las fuerzas militares de Corea del Sur y EEUU llevaron a cabo unas maniobras conjuntas en el mar Amarillo cerca de la frontera con Corea del Norte.
Pionyang considera los ejercicios como un ensayo para la invasión de su territorio y ha solicitado en reiteradas ocasiones su anulación. Además, en respuesta realizó pruebas de siete misiles tierra-aire en dirección del Mar de China Oriental (mar del Este).