Su líder, Nigel Farage, intenta contener la crisis que se produce a 47 días de los primeros comicios generales con perspectivas favorables para la más eurófoba formación política de Reino Unido.
Jonathan Stanley renunció el viernes a su candidatura por un escaño en el norte de Inglaterra, fronterizo con Escocia, al tiempo que acusó a su partido "de racismo descarado y santurrona intimidación".
"He dimitido del partido debido a la mugre racista en Escocia, que es necesario limpiar. Es una grave amenaza a la causa euroescéptica y a la sociedad civil", dijo el dimitido candidato, un médico con consulta en Edimburgo.
Esta misma semana el eurodiputado de UKIP en Escocia, David Coburn, fue criticado por comparar a un consejero nacionalista de origen paquistaní con Abu Hamza al Masri, clérigo egipcio que cumple cadena perpetua en Estados Unidos por terrorismo.
A su vez, el partido abrió expediente disciplinario por presunto fraude contra Janice Atkinson, la eurodiputada que aspiraba a entrar en el parlamento de Westminster en representación de Folkestone, en el sur de Inglaterra.
Atkinson fue deseleccionada por el partido este viernes, cuando se descubrió que su secretaria había reclamado y obtenido una factura muy abultada en un restaurante con la intención de defraudar a los contribuyentes comunitarios.
En la conversación con el encargado del local, que se grabó y reprodujo el diario The Sun, la empleada de la eurodiputada explica que "es la forma de repatriar" dinero a Inglaterra. La cuenta era de 950 libras pero la factura se hizo por 3.150 libras.
"Es un escándalo enorme. Una de las cosas más estúpidas y deshonestas que jamás he visto", declaró Farage.
La policía investiga el asunto y el UIKP tiene que buscar otro candidato en plena campaña electoral.
También se quedó vacía este viernes la candidatura del UKIP en Scunthorpe, localidad del noreste inglés, debido a una acusación de acoso contra Stephen Howd.
Abogado de profesión, el hasta hoy seleccionado protesta su inocencia que se está tramitando en el juzgado.
Pero las penas del UKIP no han sentado del todo mal en sus rivales directos en los mismos distritos electorales, el partido conservador.
"Simplemente es el ultimo en una serie de errores garrafales, desastres y tropiezos de ese partido", señaló el primer ministro tory David Cameron.